Yokai's demons [Rol]

{Arena-Con Yael y Suzaku }
Cuando McClain, aquel yokai que estaba con nuestro líder, se acerco hacia donde nos encontrabamos y se transformo en tigre suspuse lo que iba a hacer, así que antes de oir lo que decía me dirigía a recoger mi daga que minutos antes una Dai-Lin algo enfadada me había lanzado de vuelta.

Justo termine de guardar mi daga para contemplar como el gran ave fenix era encerrada por Yael en una gran pared de piedra, me acerque algo más, no me fiaba de que permaneciera alli encerrada, era demasiado poderosa, demasiado sabia como para dejarse atrapar de esa forma.

Escuche como hablaba y las palabras decididas de ambos, la verdad que ambos tenian razon, así que cuando el fuego azul empezó a consumir aquella piedra y se extendio por el area, corrí hacia el alto de la muralla que encerraba al ave fenix, donde estaba Yael.-DETENTE-yo no solía alzar la voz, ni solía ser tan insensata como para acercarme a alguien que podría matarme sin contemplar todas mis posibilidades pero...¿de verdad quería que alguien muriera? ¿o es que nunca me había preocupado de verdad por nadie hasta ahora?.-Tienes razon, los humanos somos miserables, dañinos y siempre anteponemos nuestra vida por encima de los demas...-debía hacer que se calmase enseguida, aquel fuego era abrasador-Pero dime hermosa Yokai, ¿no has hecho tu lo mismo al poner en riesgo las vidas de tus compañeros solo por tu hermoso kimono?...-la mire con una sonrisa pacifica en mi rostro-Todos somos animales con poco conocimiento de la razon, pero quien es mas animal, ¿tu que enfureces por un kimono o aquellos principiantes idiotas que solo intentaban detenerte para salvar sus vidas?-camine unos pasos-Al principio cuando llegasteis a rescatar a vuestros compañeros actuacteis como deberíamos hacerlo todos pero ahora esos principiantes que han actuado sin sentido comun parecen mucho mas sensatos que tu.-la miré por ultima vez mientras mi aura se hacia algo visible por mis palabras para luego volver a desvanecerse en la invisibilidad.

Miré a Yael con uan mirada que decia que ya yo no podía hacer nada mas ahí, no que el no pudiera hacer, apoye mi mano en su hombro de espaldas a la yokai.-No dejes que te queme-le guiñe un ojo y salte hacía el suelo de nuevo.
En verdad solo había subido para calmar a aquella yokai y para dar mi fuerza tranquilizadora a yael (?).
Saque de nuevo aquel pergamino que ya habia utilizado con uno de los principiantes, con uno de mis cuchillos lo clave en el suelo donde el fuego se extendía a gran velocidad, mencione unas palabras y el fuego de llama azul se calmó en toda la zona.


{Arena-A lomos de McClain}

Como había pensado su ataque no iba a causar grandes daños en aquella criatura, sentía rabia por no poder hacer nada, criaturas como esas habian acabado con su familia y muy posiblemente si no lograba huir acabarian con ella también.
Pero había perdido demasiadas fuerzas, sintió que alguien cortaba la conexión con su poder y las raices volvieron al interior de la tierra.
Justo iba a caer contra el suelo derrotada cuando alguien la agarro del abdomen y la llevo a un lugar seguro, ella solo se apoyo como pudo y cerró levemente los ojos intentando recuperar fuerzas.

Oía voces y ruidos, pero ella ya estaba en otra realidad lejos de allí, viendo esas imagenes que aquel yokai le había mostrado de su hermano, si era una ilusion pero era lo mas real que había visto de él desde que murió.

Antes de que aquel gran tigre pudiera coger a sylf ella ya estaba desmayada y sumergida en el cansancio.
Aquel tigre solo la agarro con su hocico y la lanzo hacia su lomo con los otros dos principiantes.

Rol off.: Bueno espero que a Yue y a Fana no les moleste que haya intervenido, solo lance al ambiente algo de tranquilidad (?)

Luis Sera:

/sotano de Exorcistas/

Después de ser sacado literalmente del fuego cruzado junto con el otro iniciado, estuvimos más lejos del peligro pero también de la única salida, la batalla no parecía tener un claro ganador y se hacía más larga a mi parecer, de repente la temperatura empezó a aumentar otra vez, detecte pequeñas cantidades de radiación en el área, no eran peligrosas pero interfería con el correcto funcionamiento de mis aparatos, unas llamas azules empezaron a calentar el lugar eso podría hacer que las criaturas intenten salir de sus jaulas, y hablando de criaturas una se estaba acercando a nosotros muy rápidamente pero cuando le apunte con mi arma una de las sectarias puso su mano en el rifle y me dijo que me calmara, o por lo menos eso fue lo que entendí, sin embargo no mostré mucha intención de calmarme cuando mire a esa criatura enorme sujetar con la boca al sectario y montarlo sobre su espalda, al parecer ese monstruo nos sacaría de aquí -ustedes estár locos- dije tranquilamente mientras intentaba fingir no estar asustado, la criatura no parecía tener tiempo para discusiones, me monto sobre su lomo de la misma manera pero al revés, yo no tenía de donde sujetarme, solté la correa del rifle y me amarre al otro sujeto de espalda.

El monstruo  que estábamos montando empezó a correr con una velocidad considerable, –¡más despacio!- grite cuando estuve a punto de caerme, por un momento vi las criaturas que nos perseguían -no, ¡más rápido!-. La temperatura empezó a bajar otra vez, todo mi equipo volvió a funcionar al 100% de su capacidad, la criatura pareció tropezar por un momento contra las jaulas, uno de los demonios salió de ella y nos arrojó lo que yo denomino como PEAT (Proyectil Ectoplasmatico de alta Temperatura) o bola de fuego, coloque el rifle entre la espalda del otro exorcista y la mía, era un poco incómodo pero me dejo las manos libres para tomar mi liviana cierra, la encendí y corte el PEAT a la mitad, es el primer experimento que resulto bien hasta ahora, sin embargo me queme un poco las manos, lo que significa que a pesar de que el metal bendecido conserva las propiedades después de ser fundido, las bendiciones al material son mas efectivas antes de pasar por dicho procedimiento.
-eso cerca estar, ¿Cómo ir las cosas por tu lado?- le pregunte al sectario.

-Tranquilito te ves mejor...-  escuchó el llamado de uno de los exorcistas avanzados, realmente le hacía arder la sangre que le estuviese hablando como si se tratase de un animal ¿Quién se creía? Bien podría romperle los huesos si quisiera... O eso le gustaría creer. Suspiró y lo dejó alejarse, sabía que si llegaba a ser lo suficientemente estúpido para meterse con Suzaku o Lin no tendría un final feliz, quizá el no tenía la capacidad para luchar contra alguien de ese nivel pero algo era seguro, Jiro tenía la ventaja de estar en el equipo ganador, el equipo divino.

Cuando se dio cuenta los maestros ya habían entrado en acción, por un lado estaba medio planeta intentando tranquilizar a Suzaku, pobres ingenuos, ¡Rasgaron su Kimono! Tendría que correr sangre antes de que ella pudiese volver a la normalidad. En la otra mano estaba Lin charlando con... ¿Como se llamaba?... bueno, con esa mujer. Lo mas inteligente sería no entrometerse, tanto la exorcista como Lin podían matarlo ahí si hacía o decía algo mal. (?)

Un Youkai (aparentemente un esclavo) montó en su lomo a varios de los exorcistas heridos, pasó veloz a escasos centímetros de Jiro haciendo que su cabello se moviese un poco, cargó con ellos a una tercera víctima, la chica con la que se había enfrentado anteriormente, Suzaku había hecho de las suyas con ella, no quería admitirlo pero ¿No era suficiente? Suzaku se estaba saliendo de control, a ese paso morirían todos, TODOS. Limpió una gota de sudor que corría por su frente, el fuego azul estaba consumiendo el lugar, era ridículo ¿Acaso ella quería matarlos también? Tendría que tener una charla con ella cuando saliesen de ahí, aunque seguramente ella simplemente lo ignoraría, las palabras de Jiro no eran precisamente las más dignas de atención, mucho menos para alguien de tal jerarquía.

Las jaulas estaban vacías, las peleas estaban concluidas desde antes de empezar, el fuego azul sería mortal en un par de minutos, no había razón para seguir estando presente en ese infierno más que morir. Jiro sacudió la cabeza un poco mareado debido a la deshidratación que le estaba causando el intenso fuego que consumía los alrededores, dirigió su mirada a la barrera que en ese instante estaba aprisionando al ave fénix -Mujeres - dijo para sí mismo mientras se alejaba lentamente dando pasos hacia atrás, cuando se dió la vuelta su mirada se cruzó con Lin y Soraru ¿En que momento se había ido la otra mujer? ¿¡Y EN QUE MOMENTO LLEGÓ SOSARUSITO!? No se podía distraer un microsegundo sin que pasaran un millón de cosas, sus compañeros estaban charlando mientras espectaban la mortífera pelea, posiblemente estaban pensando en interferir.

-Ah, ah, ah - Negó con el dedo mientras movía la cabeza horizontalmente en señal de desapruebo -Ustedes no irán a meter sus narices en eso, vinimos a sacar a los pequeñines, ya los sacamos, ahora larguémonos. - sugirió al mismo tiempo que apuntaba por sobre su hombro con el pulgar el mismo lugar por el que habían llegado

-SUZAKU, CUANDO TERMINES DE SER DIVINA Y ESAS COSAS, SERÁ MEJOR QUE REGRESES TAMBIÉN - gritó sin mucha intención de ser escuchado, ella estaba demasiado sumergida en su... divinidad (?)

Sin más que agregar, corrió a la salida esquivando los escombros que poco a poco eran más abundantes y que darían paso mas adelante al derrumbe total del lugar.

Por cierto ¿Donde estaba Ruiko? ¿Tendría problemas estomacales? Estaría ocupada liberando su digestión cuando decidieron ir al rescate, si, seguro era eso.

{ Arena de la hermandad }
-Discutiendo con Airi-

Ni su mirada ni espada, una tan filosa como la otra, flaquearon por un sólo segundo cuando sus ojos lilas se encontraron con el dorado de los de la yökai. Eran tan intensos y penetrantes como él los recordaba. Podías sumergirte y quedar atrapado en su brillo como si fauces de lobo fueran con el menor dejo de descuido. Airi era una trampa mortal por más dulce que pareciera y él se había jurado jamás caer en iguales garras.

-Usaré lo que queda de esta Futakuchi-onna para asegurarme de que planees en este instante tu partida- sus palabras fueron claras y firmes sin una sola gota de inseguridad o inquietud en el tono con el que las dijo.

Y a pesar de que hablaba con amenazas, verdaderamente la posición suya y de su equipo no era la más ventajosa en esa situación. Las vivas y peligrosas llamas azules de Suzaku comenzaban a extenderse y tomar con alarmante rapidez el edificio. Era cuestión de tiempo antes de que tomaran preso a alguno de su equipo o que lograran que la arena se les viniera encima y, aunque sabía que la fuerza de Yael era suficiente como para hacerle fuerte a un demonio tan poderoso, no podía permitir una baja tan dañina para la hermandad.

Observó al bakeneko correr velozmente lejos de su líder, pero no le permitió a Fuyuka seguir al niño. Supuso que lo que tanto ambos bandos deseaban, una huida, se estaba llevando a cabo - Si no tienes ganas de pelear no tendrías que haber venido- le espetó, esbozando una mínima sonrisa -¿Dónde quedó tu educación, fina kitsune? Estabamos en medio de algo.

Ah, ¿qué iba a hacer? No podía mandar a su esclava a juntar a los exorcistas, y Dios sabe dónde podía encontrarse aquel endiablado tanuki. Tenía que pensar en algo ya... de lo contrario—

"¡Ack! ¿Q-Qué rayos...?" Un fuerte sonido de explosión a sus espaldas obligó a Yuzuru a darse media vuelta para ver lo que estaba ocurriendo. Suzaku parecía haber sido encerrada en una gran muralla invocada por su maestro y, a juzgar por lo acontecido, parecía no dar señales de querer rendirse. Supuso que Yael estaría adentro con ella, y Yuki no tardó en unirse al altercado. Apretó los dientes detrás de sus labios sellados. Un buen tiempo había pasado desde la última vez que el pánico hubo conseguido adueñarse de su cuerpo, y aparentemente aquella horrible sensación comenzaba a reclamarlo trepando lentamente por su columna.

Pero en ese mismo instante, trasladándose cual bala de un lado al otro de la arena, vio algo que lo devolvió a la tierra. Sus ojos brillaron ante la sorpresa y —extrañamente— la gratitud. McClain estaba llevándose a todos. Siguió la marcha de la bestia por lo que fueron solamente un par de segundos antes de encontrarse otra vez con la yökai a su lado, su orgullo nuevamente en lugar.

Las enormes columnas de fuego azul desaparecieron de repente, dejando detrás de sí el mortífero humo y su base al borde del derrumbe. Detrás de ella pudo ver al enemigo escapando por el hueco que ellos mismos hicieron, pero no pudo importarle mucho. Sus protegidos estaban a salvo, y eso nublaba el resto.

- No queda mucho tiempo.

Spoiler:

*Dentro del edificio a punto de derrumbarse*
Con Yuzuru y su Futakuchi-onna

Yuzuru y yo nos miramos fijamente a los ojos, un dejo de tristeza muy fugaz se escapó por los míos, escondido hábilmente y mostrando rivalidad-Usaré lo que queda de esta Futakuchi-onna para asegurarme de que planees en este instante tu partida- Su voz clara y autoritaria me hizo estar segura de que ya no era el mismo humano de antes.

Desplacé el pensamiento de mi mente, por que sino definitivamente acabaría perdiendo. Mostré una media sonrisa burlona-¿Planear? Mi partida ya está hecha-Dije con suficiencia. El fuego no era un problema para mí, claro está, pero el calor que estaba haciendo me tenía sofocada. Además, aunque yo soy resistente al fuego, éste que consumía velozmente el edificio no era un fuego normal. Era fuego de una diosa la cual estaba, verdaderamente, furiosa. Sin embargo uno de los maestros de Yuzuru, admirable y estúpido por partes iguales.

Soraru me obedeció y se fue con los demás, quienes empezaron a escapar. No me preocupaba Suzaku. Ella era, por decirlo de algún modo, bastante autosuficiente.
-Si no tienes ganas de pelear no tendrías que haber venido- Espetó, y parpadeé dos veces con gesto de inocencia -¿Dónde quedó tu educación, fina kitsune? Estabamos en medio de algo. -Espetó, y yo se lo devolví-Disculpa, ¿quien fue el que capturó a un puñado de los míos? Si no quieres pelear, ¿para qué los secuestras?-Reclamé en los mismos términos-Además, yo soy mucho mas fina que una humana, así que no me hables de modales-Y moví mis colas con gracia y un dejo de burla.

Un fuerte sonido de explosión me hizo levantar la mirada, Suzaku fue encerrada en una rara prisión por ese exorcista, no podía seguir prologando el asunto. No pude seguir viendo lo ocurrido. Ni a Yuzuru, ni la pelea que sus dos maestros tenían con Suzaku, ya que la Futakuchi-onna empezó a atacarme como si de un cuerpo vacío se trataba. Sin vida, sin convicción. Sólo y esclavo sin mente, o por lo menos así la sentía. Di un par de saltos hacia atrás mientras ella me atacaba. No sabía que hacer. ¿Quizás, terminar con su sufrimiento? No, no quería cargar conmigo más muertes innecesarias.

Por pensar tanto, casi me corta el cuello, lancé bolas de fuego pero no apunté hacia ella, sino al suelo, haciendo que retrocediera-No tengo tiempo para esto- Creé una ilusión mía, lo cual distrajo a Yuzuru y a la yokai. Esto me dio tiempo para golpearla en una zona estratégica. Vi a Yuzuru, estaba a punto de quedarse desmayado también, pero por efectos del incendio. No sabía qué hacer.


Tanto los exorcistas como los yokais escaparon antes de que el edificio se derrumbara sobre ellos. Suzaku se hartó de la pelea y salió por el techo del lugar, destrozando lo que quedaba aún en pie de la edificación. Al ver esto, ambos maestros escaparon con rapidez, sin ninguna otra alternativa. Lo único que quedó del edificio, y de los que no pudieron salir, fueron las cenizas.

Horas mas tarde, encontraron inconscientes a Yuzuru y a Futakuchi-onna en las cercanías de, las ahora, ruinas de la base exorcista. Alguien tuvo que haberlos sacado del lugar antes de que se desplomara. o que menos les preocupaba al líder del grupo superviviente de los exorcistas era el edificio, tenían muchas otras sedes distribuidas por todo japón, y, además, al otro lado de la ciudad tenían una "base de repuesto". ¿O creían que sus exorcismos eran regalados? No, para nada. Sin mayor dilación, decidieron contar sus bajas. Y trasladarse a la ya antes mencionada base.

Por otro lado, el grupo de Yokais se reunió en el corazón del bosque. Al igual que los exorcistas, contaron sus muertos y les rindieron honores con una cena llena de sake y comida, y de los otros yokais que habitaban el bosque y que se habían mantenido al margen de la situación.

Lo que ninguno de los dos grupos sabía, era que entre las sombras, tanto del bosque como de esta nueva base de la Hermandad de Sangre, se les acechaba en cautela, en silencio, en secreto. Espiando todos sus movimientos. Un enemigo superior al odio entre ellos, por su diferencia de naturaleza, estaba preparándose para su ataque.

Off: Okis, esta es la actu.

Lo que me van a narrar en el caso de los exorcistas es lo que pasó en cuanto salieron y en su ida hasta la nueva base, cómo se instalaron, y tienen oportunidad de preguntarle cosas a los maestros o a Yuzuru, por ejemplo.

En el caso de los Yokais, ya bien lo dije, narran su huida, el como se sintieron con respecto a los perdidos, y narran la fiesta de honor que ya nombré.

Además se podrán incorporar esas personillas que ya les hablé para emparejar el asunto :3 Cualquier otro que conozca a alguien que quiera unirse, es bienvenido, tengo bastante historia para este rol c:

Oh, y un asunto importante. Los muertos son:

Yokais: Jotaro de Cactus y yokai de Okamiko (que nunca posteó)

Exorcistas: Principiante exorcista de okamiko y Youmu Konpaku de Khiel, nadie más [hasta ahora, a menos que Nanix me diga que no continuara en el rol]

Pronto dejaré una miniactu, en lo que todos posteen :3 -espero-

Luis Sera:

/en la nueva base de la hermandad/


Una vez que pude bajarme de aquel monstruo me dieron indicaciones para llegar a la otra sede de sectarios, yo no pensaba ir, no solo por el hecho de que no les entendí nada, ya tenía lo que necesitaba, o por lo menos eso pensaba.

Al llegar con la organización que financiaba mi investigación casi me besan la boca por la evidencia recolectada (edite un poco el video quitando las escenas en las que intente hablar en japonés), me dieron suficientes yens para seguir otros 2 años de encubierto, agradecí el dinero pero, ¿para qué querían que siguiera con esos locos?, al parecer la evidencia audiovisual que les di no era suficiente, si mostraban las grabaciones a las organizaciones científicas lo tomarían como un montaje con efectos  especiales de películas de monstruos, “maldito Hollywood”, me pidieron que reuniera más evidencia, como mínimo que capturara una de esas cosas vivas, ¿Por qué yo?, pues era el único que tenía acceso a la organización y preferían mantener esto en secreto por ahora.

Accedí a seguir con esa secta, pero a cambio pedí aún más dinero. Vendí mi vieja motocicleta y me compre una camioneta Suzuki, tire a la basura o mejor dicho envié a reciclar la chatarra vieja que tenía y compre equipo de última generación, después de todo estoy en Japón, aquí prácticamente regalan equipos electrónicos. Pedí algunos permisos e importe algunas piezas de armamento Ruso, no quiero ofender a nadie pero como aficionado a las armas me veo en la obligación de decir que el equipo de fuego japonés es prácticamente desechable.

Con el laboratorio bajo tierra que instale o mejor dicho mande a instalar en un bunker abandonado, me dedique a analizar todas las grabaciones, con el traductor al fin entendí todo lo que habían dicho, el primer demonio que derribe no murió del todo, al fijarme en los detalles note que a pesar que las balas en efecto le habían atravesado el cráneo, la criatura podía regenerarse y expulsar lentamente el metal, lo que significa que si les disparo con balas normales puedo aturdirlos o ralentizarlos pero no matarlos.

La criatura que intente capturar si fue hería por la bala que le dispare en la pierna, lo cual me parecía muy extraño, “¿estas cosas pueden sangrar?”, al releer más sobre la mitología de estos entes me encontré con algo interesante, al parecer existen algunos semidemonios denominados Han'yo, seres que poseen sangre humana y sangre de yōkai lo que lo convierte en un ser híbrido, eso significa que en efecto le dispare a una niña indefensa “демоны”(demonios), eso sí que me quito el poco auto respeto que me tenía.

Me fije en las grandes emanaciones de energía oscura que manipulaba las propiedades de la materia y las leyes físicas “con razón se calló la bendita estructura”, las manipulaciones de la gravedad, los constantes PEAT, los movimientos sísmicos causados por pulsos magnéticos y grandes monstruos de piedra, todo encerrado en un sótano que no fue construido para soportar el “fuego mágico”, término por acabar con la resistencia del jodido techo, no me sorprende que aquel demonio fuera capaz de atravesarlo sin problemas (claro, por ahora solo son teorias).

Mi rifle se me desarmo en el camino, ya no tenía arreglo, sin embargo las piezas que por ahora habían llegado “el sistema de correspondencia es muy eficiente en esta ciudad”, pude armar otro kalashnikov con cargadores de más capacidad y balas de punta hueca que rellene con diversos compuestos como nitroglicerina, C4, nitrógeno líquido, entre otros.

No me di cuenta de lo mucho que se me fue el tiempo. Traduje la parte de la grabación en la que me explicaban donde quedaba la ubicación de la nueva sede, encendí mi camioneta llena de anexiones electrónicas y me dirigí guiándome con un GPS, por lo que pude notar llegue bastante tarde, con mi nuevo equipo digital instalado en mis lentes solo necesitaba mi cinturón conectado inalámbricamente a mis lentes, el traductor me permitió entender todo lo que decían y dejar de hablar como un ignorante turista.

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off: espero que no les moleste que halla cambiado la imagen, es que la otra tube que comprimirla dejandola un poco extraña, esta es mas presentable.

Todo aquel fuego absorbido lo tendria bien utilizado para despues , solo esperaba que esto no tuviera limite, por mi parte queria darle algun regalito a esta diosa, no obstante me dio nuevamente algun escalofrio, presenciandome de una supuesta ilusion, pero de donde provendria.
Sin mas la diosa suzaku parecio haberse cansado por un momento quise retenerla seria una excelente yokai si es que la poseia, di un suspiro y antes que se marchara le dije -Nos volveremos a ver alteza...- con una sonrisa en mi rostro.

En ese momento me di cuenta del lugar, estaria hecho polvo en unos cuantos minutos sin mas baje aquella murallas para encontrarme a unos cuantos metros a Yuzuru junto con su yokai en el suelo *Pero que demonios... Airi que le haz hecho* pense preocupado y fui directo hacia el cargandolo en uno d emis hombros como un saco de pata al igual que su yokai ya que no habia tiempo, rapidamente logramos salir de nuestra ex-base , deje nuevamente en el piso a futachi, *Tuvistes que invocarla* pense algo sorprendido , mientras sostenia a Yuzuru como podia, ya que el brazo le ardia como un demonio a punto de morir (?).

Se dirigio al grupo de sobrevivientes con yuzuru en brazos , tuvo que ingeniarsela para llevarlo a pesar del dolor *Deberias hacer dieta Yuzuru o es que yo necesitare mas musculos* penso él con una ligera sonrisa. Paso la mirada en todos ellos, dejo escapar otro suspiro, faltaban dos novatos una gran perdida, pero que se podia hacer, mire a yuki con algo de decpcion *Gane la apuesta (?)* pense por un momento pero quien pensaba en eso justo en la situacion de ahora  -Andando, tenemos cosas que hacer- dije al tdos los sobrevivientes (?) sin mas nos dirigmos a la otra base por lo menos habian mas de estas.

una vez llegada a la nueva base -Vayan a tratar esas heridas y coman todo lo que quieran- para despues retirarme; coloque a yuzuru en alguna habitacion vacia para despertarlo con unas pequeñas palamadas en la mejilla, queria saber que fue lo que hablo con airi y que hariamos ahora.
-Oye Yuzuru despierta- solte tratando de despertarlo, apesar que aun no trataba mi herida.

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Bueno, para él todo se había ido al infierno. Literalmente. Pudo ver como Suzaku salía de el edificio luego de haberlo convertido en una colosal fogata. Aún tenía a 3 iniciados en su lomo y, por alguna razón incomprensible para él, quería regresar a buscar a su amo.
"¿Para qué? ¡Si terminó hecho carne asada seré libre! Aghh... pero no puedo irme así nada más y hacer como que nada pasó... " Se debatía caminando con su forma de tigre de un lado a otro, indeciso en tomar camino a la base de reserva o regresar a buscar a su amo. - ¡Mooo! ¡Te odio, instinto de lealtad! - exclamó en un rugido de tigre mientras regresaba hacia la enorme fogata azul.

Al llegar, se encontró con Yael quién intentaba inútilmente de cargar tanto a Fuyuka como a Yuzuru, pronto se decidió a dejar en el suelo a la Youkai y llevarse a Yuzuru, por lo que él le ayudó a cargar a su camarada sin decir una palabra, aún cargando a los otros 3 novatos en su lomo.

Luego de una larga caminata, lograron llegar a su destino. McClain se detuvo y se agachó para poder permitir que sus 3 'pasajeros' bajaran de su lomo. Uno de ellos huyó casi de inmediato a sabrá-quién-donde, poco le importaba... "aunque no les mataría decirle 'Gracias, McClain-sama, me haz salvado el trasero' " pensó con cierta molestia para luego continuar su camino.  Dejó a Fuyuka en la misma habitación que Yael puso a Yuzuru, luego se salió de ahí y regresó a su forma normal de Tanuki.
Pensó en tomarle la palabra a Yael y buscar algo de comer, pero simplemente no podía. Siempre que iba a dar un bocado a su recién-robada comida le recordaba a Fuyuka y a Yuzuru. "Malditos bastardos, ojalá les explote un riñón por no dejarme comer!" se quejó mentalmente el Tanuki tratando de ocultar su evidente preocupación. Sí, despreciaba a Yuzuru por tenerlo como esclavo, pero tampoco era como si desease que el chico muriera y ya. Si iba a morir, él se encargaría de matarlo... Algún día. Pero, por ahora, solo podía quedarse en entre las vigas de madera del techo, esperando a recibir alguna noticia de su odiado amo...

Off: Hay pero que peshosho mi McClain eue
THULHU, MÁS TE VALE HACERLE UN PATPAT A MI McCLAIN POR SER BUEN CHICO! (?)

Luis Sera:

/en la nueva base de la hermandad/


En el instante en que llegue vi a algunas personas comiendo, al parecer habían ofrecido un banquete, yo no tenía hambre, tampoco me gusta mucho la comida japonesa, pero se me ocurrió que en la mesa podría conocer a alguien que me ayudara con mi objetivo, mi traductor me funcionaba perfectamente, las conversaciones se traducían a tiempo record, lamentablemente no logre encontrar a nadie que a simple vista cumpliera con mis expectativas.
 
En ese momento vi pasar a uno de los nuevos miembros, su mirada estaba llena de ira, su actitud demostraba mucha determinación en tener intención de matar a alguien a golpes, pude seguirlo fácilmente ya que a él no parecía importarle lo que ocurría a su alrededor mientras caminaba. Al llegar a una habitación a la cual no entre escuche los gritos de una discusión, las voces en japonés eran un poco hilarantes para alguien de mi cultura pero pude comprender todo lo que decían, al parecer la chica que peleo contra aquel monstruo de fuego era primo del iniciado, me perturbo un poco descubrir la razón de que esa exorcista moviera las piernas de tal manera, con estos sectarios ya ni siquiera puedo estar seguro de quien es hombre y quien mujer.
 
La discusión se calmó y se me dificulto un poco escucharlos afuera de la habitación, aumente el volumen del micrófono de forma en que el traductor los escuchara y me siguiera dando los subtítulos, al parecer el líder era un poco frio y desalmado, básicamente las clases de personas a las que estoy acostumbrado recibir órdenes, sin embargo el principiante tenía un característico respeto por la vida, por lo menos un pequeño atributo de héroe.
 
 “perfecto” pense, solo me quedaba idear como convencerlo de que me ayude a conseguir lo que busco, mientras tanto yo seguiría detrás de la pared esperando a que el principiante saliera de la habitación con un sentimiento de desprecio por las formas en que se realizan las cosas en este lugar, de lo cual obviamente sacaría ventaja; amedas de empezar a traducir las palabras que le diria.

"...Mmnhh..."


Los largos dedos de su mano derecha, desnuda debido a la falta de guantes, presionaron ligeramente contra la superficie acolchada en la que Yuzuru reposaba ahora mientras poco a poco su conciencia volvía una vez más a él.


- ¿¡SABES QUE UNO DE LOS PRINCIPIANTES QUE LUCHABA CONMIGO MURIÓ!? ¿¡ACASO NO SON USTEDES LOS MAS PODEROSOS DEL CLAN!?


Borrosas imágenes de lo ocurrido comenzaban a girar dentro de su cabeza, entremezcladas con dos voces ciertamente lejanas en una bastante alterada conversación. Ah, ahora lo recordaba... el incendio y el derrumbe. El humo que propagaban las llamas de aquella mística bestia Suzaku finalmente lo habían abatido, ¿no era así? Su cabeza dolía horrores, y aquel par discutiendo poco a poco se abría paso por su mente hasta ser lo único a lo que podía hacer caso siquiera.


- ¿Crees que yo soy el único que tiene que tomar decisiónes?


Una vez más movió los dedos, esta vez formando un puño y arrastrando parte de la tela sobre la que el aún confuso peliazul yacía. "Una cama..." bien dedujo.

¿Dónde estaba ahora? ¿Y cómo había llegado ahí? Pero más importante,

¿Los demás estaban bien?

La luz del cuarto lo cegó casi al instante cuando finalmente pudo abrir los ojos. No llevaba puestos sus lentes, ¿acaso se le habían roto en la arena? Deseaba que no. Aunque era capaz de distinguir figuras a una distancia racional, las mismas se le hacían borrosas y precisaba de anteojos para calibrar su vista. Justamente ahora le venían más en falta.

Pestañeó una vez, y luego otras dos para acostumbrarse a la fuerte iluminación de la sala en contraste con la cantidad indefinida de tiempo que había pasado durmiendo mientras que cuidadosa y silenciosamente se iba sentando en la cama. Un agudo malestar en su pecho le arrancó una mueca de sufrimiento del rostro. Al parecer su sistema respiratorio aún no se había recuperado completamente del siniestro.

Yael y uno de los iniciados, Saito, el primo del primero, se encontraban frente a él envueltos en una fuerte disputa que seguramente fue lo que había estado escuchando. A su costado... otra cama más, y encima de ella nada más y nada menos que Fuyuka, quien aún no había vuelto en sí después de todo. Y dividendo ambas había una pequeña mesita de luz sobre la cual se encontraban sus guantes, anteojos y chaleco. Su saco debía estar por algún lado también, puesto que en ese momento Yuzuru tan sólo traía la camisa y el pantalón. Con cuidado colocó sus lentes sobre el tabique de su nariz, acomodando las patas detrás de sus orejas con ligeros movimientos de la cabeza.

- Hijikata, Yael - alzó la voz en un tono ciertamente sarcástico, llamando la atención de esos dos quienes dejaron sus pleitos en cuanto lo oyeron -. ¿Tendrían la amabilidad de explicarme a qué se debe tanto alboroto?


El oído de Yuzuru era sensible, no fue difícil para él notar algo rondando encima de ellos entre las vigas de madera que conformaban el techo, algo que los otros dos no notaron. Alzó ligeramente la vista en aquella dirección, encontrando un par de brillantes minios rojos que le devolvieron la mirada con tanta intensidad como si buscaran penetrarlo hasta el fondo de su alma. Esos ojos le devolvieron la última pizca de recuerdos que hasta ahora no había logrado rememorar.



McClain.
Sí, él y su equipo se encontraban bien. Estaban a salvo y era culpa de ese valiente tanuki. Dejó una sincera sonrisa formarse en su rostro aún con la mirada anclada en el pequeño yokai.

- Ven.

Su orden no se hizo repetir por la bestia, que en un abrir y cerrar de ojos cayó en la falda de Yuzuru. Él llevó su mano izquierda a la cabeza de McClain, olvidándose por un instante de los demás presentes en la habitación. Hacía mucho no hacía ésto, y su esclavo no podía oponer resistencia.

Presionó con cuidado el pelaje del mapache mientras su dedo índice se hacía paso hacia la parte trasera de una de las orejas del tanuki, intercalando una serie de caricias y rasqueteos que sabía que volvían loco al animalillo por mucho que pudiera intentar esconderlo.

Sus labios mudos acuñaron una simple y mera palabra que no bastaba para describir ni la mitad de cómo se sentía. En verdad estaba agradecido para con ese pilluelo.












Tal vez los demás no se percataron, pero Fuyuka había estado despierta prácticamente desde el momento en el que la dejaron en aquel cómodo colchón. Por supuesto que con los ojos cerrados y largo cabello cubriendo de forma dispareja su rostro no era fácil notar su lucidez, pero allí estaba la yokai, siguiendo a los presentes con su oído y olfato, uno tan desarrollado como el otro. Los sentidos de Fuyuka parecían ser más los de un animal, pero tenía sentido. Había dejado de ser humana hacía mucho tiempo atrás.


"...La... puerta..."

Ah, sí. A él también podía sentirlo. Había alguien fisgoneando desde afuera de la habitación, y los fisgones jamás le habían gustado. Dentro de su deber de proteger a la  familia Tomori, algo así nunca podía traer algo bueno. Debía ser precavida si quería ganarse alimento.

Incluso podrían dejarla devorar al intruso. ¿Cuánto tiempo había pasado desde su último plato? La boca del demonio se hacía aguas ante la idea. Estaba famélica.


"Famélica... famélica..."

De un brusco salto salió de la cama y cayó directo en el piso de madera de la habitación, sosteniéndose con sus pies y manos apoyadas como si una bestia fuera nada más. Alertando a los humanos en su camino —quienes se apartaron de ella tan pronto como la vieron avanzar— reptó con una velocidad inconcebible hacia la puerta y arremetió la misma con su propio cuerpo, seguramente dándole un buen susto a la persona que estaba del otro lado.

La parte de abajo de su cabello se dividió en dos cuasi-garras que arañaron con fuerza el portal, buscando inútilmente la manera de abrirlo.


Detrás de sí oyó la voz de su amo. Podía imaginarse la interesada sonrisa en su rostro en su sólo tono de voz.

- Bien, bien, bien, ¿qué tenemos ahí?


OFF: Te atraparon, Luis (?)

-------------------
Off: Hasta McClain le hecha tierra a Suzaku ;O;
¡BOLA DE INSENSIBLES! (?)

Soraru limpió algo de sudor que se deslizaba por su mejilla, la temperatura en ese sitio iba cada vez más en ascenso, esta no era una situación favorable... para ninguno de los dos bandos.

El pelivioleta preocupado levantó la vista y observó el fuego, precisamente en dirección a donde Suzaku debía estar. Unos segundos después regresó la mirada al frente y tragó en seco. El jefe de los exorcistas y su sierva.

-Soraru, cariño, ve rápido con Dai-Lin y reúnan a todos. Váyanse en cuanto estén todos...Y si logran hacer que Suzaku vaya con ustedes, mejor- Ordenó Airi antes de que el bakeneko siquiera pudiese reaccionar, éste torpemente asintió y salió de allí tan rápido como sus piernas podían ir en busca de la deidad de la tierra.
No tardó en cruzar caminos con ella -¿Qué dices, pequeñín?, ¿Deberíamos detenerlos?- El muchachito divagó un momento.

-Eso me gustaría~- Una sonrisa traviesa adorno su rostro por unos segundos -Pero sería mejor idea salir de aquí ahora mismo, eso no pinta nada bien- Señaló a aquel mar de llamas que se había vuelto azul en dos parpadeos.

De pronto Jiro se topó con aquellos dos que prácticamente les había dicho lo que Airi a Soraru y luego, antes de irse tan rápido como había llegado, dirigió un comentario a Suzaku -SUZAKU, CUANDO TERMINES DE SER DIVINA Y ESAS COSAS, SERÁ MEJOR QUE REGRESES TAMBIÉN- El peluchito que cargaba en sus brazos se encargó de cubrir la carcajada que casi se le escapa al pequeño.

-Pues ya lo oíste- Dijo a Dai-Lin -¡A correeer!- Y salió a toda velocidad en dirección a donde el baku se había ido. Parecía que en vez de preocuparle todo este asunto curiosamente le divertía, sepa quién pueda entender lo que realmente pasa por la mente retorcida de ese niño que no es tan niño (?).

Por un instante dirigió la mirada por sobre su hombro hacía la base de los exorcistas que rápidamente se convertía en nada más que escombros, varios pensamientos sobre lo que había pasado recorrieron la cabeza de él... pero decidió ignorarlos por ahora mientras incrementaba la velocidad con la que corría.

Simplemente, sigue adelante.


El camino pareció eterno pero finalmente llegaron al corazón del bosque, Ruiko estaba allí, sus compañeros empezaron a charlar entre ellos... Mientras tanto Soraru suspiraba, despacio se dirigió a un lugar que le pareció cómodo y se echo en el suelo -¿Tu qué crees Teddy? No he servido para nada, ¿verdad?- Levantó en el aire al osito de felpa, al que luego abrazo fuerte contra su pecho cerrando los ojos.

¿Por qué era tan... débil?

La situación se había complicado mucho allá y él en todo momento sólo había estado huyendo o parado en algún lugar sin hacer nada de nada... un estorbo, eso es lo que era.

Luis Sera:

/en la nueva base de la hermandad/

Una presencia con cierta carga ectoplasmatica fue detectada por el radar, y los pasos que se escucharon poco después de que las personas adentro de repente dejaran de hablar confirmaron que alguien o algo sabia que yo estaba aquí, escusas habían muchas, "me perdí"; "estaba buscando el baño"; "me dolía el brazo y bine a que me lo revisaran"; "no pase por que escuche gritos"; "no quería incomodar entrando a una habitación con tanta tensión  en el aire".

Finalmente preferí irme antes de tener que mantener una conversación con mi horrible comprensión del idioma, con el traductor podía entender cualquier cosa que me dijeran, pero lo que salia de mi boca no podía traducirlo con anticipación, me dirigí al comedor con la esperanza de que nadie se diera cuenta, lo que escuche tras la puerta no parecía ser algo normal.

mientras tanto seguiría traduciendo lo que le diría al otro novato iniciado.

Spoiler:

/Base de la hermandad/ - /Nueva base de la hermandad (en una habitación completamente apartada de todos)/

Fue una elección muy osada el maltratar su kimono... se notaba a la legua que ella amaba ese kimono por la fuerte reacción que tuvo al darse cuenta que yo y el otro exorcista lo habíamos razgado. La temperatura comenzó a aumentar de manera alarmante y el pobre chico que se encontraba preso bajo las garras de aquella elegante pero muy enfadada yokai se estaba calcinando vivo... iba a actuar para rescatarlo, pero algo se me adelantó; no tenía la menor idea de que había sido, pero... por lo menos ahora estaba a salvo. De pronto... ¡KABOOM!, la Yokai explotó emanando unas llamas ardientes como el mismísimo sol. Para no resultar gravemente herida di unos saltos hacia atrás; ella logró quemar un poco mi piel y parte de mi ropa, pero por suerte, nada pasó a mayores con mi cuerpo. ¿Qué teníamos ahora?... a un fenix muy... muy enojado frente a nosotros.

Por suerte el maestro Yael actuó con rapidez interviniendo un poco, ayudando por aquí y allá, para luego invocar un gran dragón de agua. Esto se tornaba cada vez más emocionante, pero... no sabía que rayos hacer... para ser una exorcista de casi nivel medio me encontraba muy atolondrada en este momento, tanto descontrol y caos me sacaban de mis casillas y me ponían en una posición un tanto... vulnerable, tan solo me limité a arrojar pergaminos a diestra y siniestra a cualquier yokai que se me cruzace por delante. De pronto el gran Fenix enfureció aún más... se tornó muy brillante y mortal, el fuego era abrasador... *¡Retirada!* fue mi primer pensamiento cobarde; ¿¡Y como no!? me encontraba en medio de la arena, prácticamente debajo de aquella bestia de fuego. Con movimientos ágiles y rápidos me puse a salvo ocultandome detrás de lo primero en que mi vista se posó.

Entre tanto caos, Yael enfrentó directamente al fenix, este luego de su monólogo (?) soltó -Déjame mostrarte las llamas del infierno...- y eso conllevó a que el fuego provocado por ella comenzara a arremolinarse, ¡Madre mía! ¡Esto si que era duro!. Esto iba de mal en peor, pero Yael trataba de mantenerla a raya; y con un pergamino comenzó a absorver aquellas poderosas llamas... parecía que en cualquier momento el iba a derfallecer; fue entonces cuando la maestra Yuki intervino con un extenso monólogo sobre los humanos, yokais y demás... luego, saltó a la arena para calmar aún más las cosas.

Luego de muchos momentos de tensión (?), antes de que el edificio se derrumbara, todos salimos a salvo.. unos estábamos más chamuscados que el otro (?) pero a fin de cuentas... casi enteros. Una vez fuera, sintiendo la brisa pasar por mi piel la cual ardía como mil infiernos, pude comprobar como dos novatos no estaban... al parecer no habían logrado escapar... *una grán lástima* pensé. -Andando, tenemos cosas que hacer- dijo Yael para dirigirnos hacia otra base. Una vez allí nos ordenó que tratáramos nuestras heridas y que comiésemos, teníamos que recuperar fuerzas a como de lugar... No me sentía con ánimos de comer por el momento, por lo que husmee por los alrededores hasta dar con una habitación apartada... tenía algunos muebles de que se yo que; no les presté ni una pizca de atención, tan solo me desplomé sobre un pequeño sillón de terciopelo rojo que había dentro. Me sentía cansada... no tanto físicamente, sino... más bien en el interior... me pesaba mucho el hecho de no haber sido de ayuda en la batalla. *Supongo que me queda esperar un castigo o algo por el estilo* pensé de la manera más negativa y derrotista que se me fue posible; yo no suelo ponerme mal con cualquier cosa... pero esto de ser inutil, era algo que realmente me bajaba la autoestima... *Ufff~ que día*.

Conocía el cariño que McClain tenía por las caricias, mas nunca se las había dado con anterioridad. Su mínima sonrisa incluso se ensanchó al sentir el suave pelaje del Yokai presionarse contra su pecho una y otra vez como si de un minino se tratara. Su camisa estaba desabotonada, no lo había notado antes. Era entretenida la forma en la que esas cosas lo volvían loco.


A su vez estaba escuchando al joven iniciado a la espera de su explicación, aunque al parecer el otro no se sentía escuchado para nada. Hijikata guardó silencio por un momento, un silencio que obligó a Yuzuru a alzar la cabeza para verle y hacerle saber que podía seguir. Pero claro, lo había hecho muy tarde. Apenas una sola frase había captado, aunque una sola frase era casi suficiente.



Un sordo golpe en la puerta y un aterrado tanuki enroscándose en su cuello lo alejaron por completo de la conversación con el primo del maestro a su lado y de la sesión de mimos de su esclavo. Buscó con la mirada la salida y no tardó en descubrir a Fuyuka, quien segundos atrás yacía inconsciente (o así parecía) en la cama conjunta, arañando frenéticamente la puerta buscando de forma bruta abrirla. Todos esos años de servidumbre habían hecho de Fuyuka una Yokai servil y fiel, además de 'educada', por decirlo de algún modo. Estaban entre exorcistas dentro de toda la base, jamás se comportaría así si no sintiera peligro. Ya había sufrido varios castigos por eso como para aprender su lección.


- Bien, bien, bien, ¿qué tenemos ahí? - Pues un espía, ni más ni menos.


Yael se acercó cuidadosamente a la puerta y, asegurándose de no ser atrapado por las filosas garras de la monstruosa mujer, se la abrió para permitirle arrojarse sobre quien fuera que estuviera husmeando allí afuera... sólo que no había nadie. La Futakuchi-onna largó carrera por los pasillos persiguiendo el aroma de su presa. Sabía que no podía alimentarse de ella hasta no serle dada la orden, pero que la atraparía, vaya que la atraparía. No fue cuestión de tiempo hasta que se perdió de vista, seguida con un par de segundos de diferencia por Saito. El exorcista iniciado había tomado esa como su oportunidad de partida, aún cuando todavía no había hablado del todo con su líder. El peliazul no lo detuvo, tan sólo pidió a Yael que cerrara la puerta para que quedaran solos mientras con su mano derecha le daba pie a McClain para que bajara de su nuca, a pesar de la poca iniciativa del Yokai. "Me pesas, pequeña rata." Ya hablaría a solas con Hijikata. Debía hacerlo, después de todo. No se sentía cómodo con uno de sus dicípulos teniendo una mala impresión de él.

Necesitaba su respeto, pero debía ganárselo antes.



Siguió con la mirada a Yael mientras buscaba lo que supuso sería agua curativa en el baño interno de la habitación. Se enderezó en su pose, el pecho aún le dolía un poco después de todo.  El pelinegro no tardó en volver con el bendito líquido, bajando a McClain de su cuello (gracias al señor) para aplicárselo en la cola que, ahora que Yuzuru lo notaba, se encontraba un poco chamuscada en la punta. ¿Se la habría quemado durante el escape? Pobre Tanuki, eso seguro le traería problemas.

Era su turno de ser sanado. Sin demasiada queja se separó del respaldo de la cama apoyando una mano en la espalda de su Yokai para permitirle a Yael masajear su nuca con el agua. De allí se esparciría al resto del cuerpo, no era un daño externo en el que debía aplicárselo directamente a la herida, como el caso del otro pequeño paciente.


- Ya sabes lo que es ese mocoso  conmigo... y sus hormonas alocadas.. simplemente venganza... bien que es exactamente lo que quieres escuchar... - comenzó Yael cuando que hubo acabado, volviendo al baño a guardar la cura.
- Tiene derecho a buscar explicaciones y a estar molesto, Yael - Le respondió Yuzuru una vez que pudo verlo de nuevo -La prueba no salió para nada como esperábamos.


Su maestro tomó asiento en una silla junto a la cama, donde ambos podían mirarse bien mientras mantenían la conversación, y destapó un labial negro.

¿... Un... labial?



- Después de la batalla al parecer la voluptuosa Yokai te dejo inconsciente al igual que a Fuyuka, y después huyeron con los demás Yokai. menos mal te encontré, la base quedo ahora en ceniza y polvo todo gracias a Suzaku- reportó, jugueteando con el lapiz labial hasta comenzar a aplicárselo. Ya nada impresionaba al pobre Yuzuru.
- Los que sobrevivimos vinimos  a esta base gracias a McClain y pues ahora se encuentran comiendo abajo... - Yael se acercó un poco más a él, por un segundo recobrando su expresión seria. Entonces era cierto, uno de los iniciados no había salido vivo. El líder frunció el ceño, haciendo evidente su enojo ante la noticia - ¿Qué es lo pretendes hacer ahora?



...


-Oh por cierto~ ¿Éste labial me queda bien? El negro deja decir lo muy rudo que soy, si lo quieres solo pídemelo...

...Eso fue suficiente para arrancarle una fuerte risa. Aquellas carcajadas que rompían su máscara seria y dura, pues sonaban inocentes cual las de un joven niño. Cual las del viejo Yuzuru, un Yuzuru feliz, enamorado y por sobre todo tonto. Pero feliz al fin.
Yael había estado presente durante esos días, había sido su amigo y compañero incluso en aquellos tiempos. Había presenciado su impresionante cambio y, a pesar de desconocer la razón del mismo, jamás lo había cuestionado.

Podía ser sincero con Yael, podía volver a reír con sus extrañezas aún cuando no era lugar ni momento para hacerlo porque él también podía. Yael también se ocultaba tras una fachada fría, pues era su deber como maestro y mano derecha del líder. Era agradable volver a esas burdas tonterías aunque fuera por los escasos segundos que duraba una risa.


- Te queda bien, Yael - respondió más tarde, para nada serio -. Combina con tus ojos.




Una vez más calmado el ambiente Yuzuru le explicó que, primero, 'el show debe continuar'. Tenían que trabajar esa noche en la ceremonia para recibir a sus nuevos principiantes y medios y organizar un buen funeral para aquel iniciado caído. No permitiría que su cuerpo se perdiera así como así en los escombros del combate.

Pero ahora más que nada, necesitaba estar solo.


Agradeciendo a su maestro se despidió de él y le pidió que cerrarla la puerta en su partida, hablaría con él más tarde.


A solas con McClain, hizo presión en su espalda donde aún tenía la mano apoyada para llamar su atención -¿Crees que puedes hacerme un último favor, McClain? Ese cadáver no va a llegar hasta aquí solo.

Luis Sera:

/en la nueva base de la hermandad/

Al llegar al comedor me di cuenta de que ya era muy tarde, me preocupo seguir despierto a estas horas, estaba muy cansado, cambie el modo de visión de los lentes para rastrear otras presencias que no pudiera ver en esta habitación, con la visión de calor detecte algunas entidades caminando por los alrededores, supongo que todas eran de personas, volví a mirar el lugar donde estaba fisgoneando, todavía habían personas dentro de aquella habitación, pero una de las presencias caloríficas no era humana,  lo peor es que acaba de salir de la habitación y se dirige para acá, “diomonet”.
 
Buscando donde esconderme encontré una habitación con suministros de primeros auxilios, detecte una presencia humana en los pasillos, fui a ver quién era y se trataba del otro iniciado, note que sus heridas no habían sido tratadas todavía, me acerque a él, le mostré una botella de agua oxigenada y le dije –aquíl hay medixinas-, gracias al traductor podía decir algunas palabras, pero pronunciarlas era algo que si tendría que aprender.