ROL _Witchcraft Maho Academy_

Clase Zasshu:

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Empezamos!
Empiecen con una introducción y ya lo siguiente seria desacerse de los murciélagos.
Si desean mencionar detalles mágicos como que las demas clases hacen hechizos o pociones como bromas es aceptable~

Detalles
-llevar su equipaje y escoba consigo.
-no pueden tener ningun tipo de mascota (por ahora)
-es un primer dia muy agitado, y la academia esta llena de estudiantes que por cierto: los odian por ser híbridos.
-Este es el Uniforme WMA (es una capa negra encima de su ropa común)

El día tan esperado había llegado por fin y el hogar Coleman, a pesar de lo pacífico que se veía de la puerta para afuera, estaba completamente hecho patas para arriba. Ahora que la magia ya no era un secreto para la pequeña hija del matrimonio platos, ropa, libros, toallas, todo lo que se les llegara a ocurrir volaba por encima de las cabezas de la familia de un lado al otro de la cocina-comedor. Mientras su madre se divertía siendo libre de usar sus habilidades una vez más su padre se encargaba de darle los toques finales al nuevo uniforme de Bee, la misma sirviendo como maniquí humano en lo que contemplaba embobada y boquiabierta el espectáculo que se cernía alrededor de la varita de la mujer.

Y es que, a pesar de todo, aún le resultaba increíble la idea de que era media bruja y que un extraño y fascinante mundo de hechicería comenzaba ahora a abrir sus puertas para ella. Apenas había conciliado el sueño la noche anterior, fantaseando con sus próximas aventuras en la academia de magia igual que lo estaba haciendo ahora. Un pequeño pinchazo accidental de la aguja de costura de su padre fue lo que la acabó devolviendo a la tierra.

— Muy bien princesa, creo que ya quedó.


La joven muchachita bajó la mirada hacia la negra túnica que traía puesta y que ya habían acabado de acomodar a su medida. Su contextura no se asemejaba a la de alguien de 12 años y con frecuencia debían ajustar el ruedo de su ropa antes de estrenarla. Bee se alejó unos pasos de su padre y dio varias vueltas, encantada con el modo en el que volaba la tela. Le quedaba algo grande en las mangas pero no le importaba, a la niña incluso le gustaba así.


La alarma programada en el celular de su madre se activó de pronto, indicándole al trío que ya era hora de alistar todo y marcharse. El estrepitoso sonido detuvo los giros de Beatrice en el momento justo, ya estaba a punto de caer al suelo por mareo. Tambaleándose buscó con sus manos un lugar de apoyo y se recargó en el asa de una de las maletas que se llevaría. La otra y una mochila se encontraban a su lado ya preparadas desde hacía semanas atrás, tal era la emoción de la chiquilla por ir a su nueva escuela. Habían hecho la prueba el día anterior; aunque eran bastante pesadas Bee era lo suficientemente fuerte (y tenaz) como para cargarlas. Tampoco se olvidaba de su escoba, convenientemente enganchada al costado de uno de los bolsos. "Aah, ya quiere volar en ella~" era todo en lo que pensaba cada vez que la veía.

Sus padres se acercaron a ponerle la mochila y finalmente a despedirse. Envolvieron a su hija en un cariñoso abrazo grupal y ella hizo todo lo que pudo para corresponderlo con sus pequeños brazos que ni siquiera bastaban para rodear la delgada cintura de su madre. Una vez que se separaron, la castaña descolgó de una de las sillas un enorme y ridículo sombrero de bruja y lo colocó felizmente en su cabeza. Aquel era una parte del uniforme que estaba segura de que ya nadie usaría. Era como llevar zapatos de charol hoy en día al colegio, pero qué diablos, le encantaba. i dont care i love it

— Has mucho lío, princesa — murmuró cariñosamente el hombre a su oído antes de separarse.
— ¡Mhhmm! ¡Nos vemos en las vacaciones!

Bee tomó una maleta en cada mano y se irguió con la cabeza en alto, lista para todo. Su madre, conteniendo su emoción y nervios, acarició el cabello de la niña y apoyó la punta de su varita sobre su cabeza. Sabía lo difícil que podría llegar a ser al menos el primer año para una media bruja — Pásala bien, mi amor. Que nadie te quite esa sonrisa — Antes de que su hija tuviera tiempo de responder o siquiera comprender a qué se refería, susurró un pequeño conjuro que hizo desvanecerse a la joven de la sala y enviándola directo a su destino:




Aún un tanto atolondrada por el corto e inesperado viaje (era su primera vez probando aquel nuevo medio de transporte, 'palabras de mamá'), Bee recorrió fascinada los enormes corredores de la academia aún sin poder creer que no se tratara todo de un sueño. Con los ojos enfocados en el alto techo y los candelabros que colgaban de éste de vez en cuando se detenía a sostener su sombrero en su sitio y a fijarse hacia dónde iba. Aquel sitio era además un nido de gente, jamás hubiera pensado que los usuarios de la magia fueran tantos. Oía cuchichear a los demás alumnos y había muchas miradas plantadas en ella, pero Bee no les dio demasiada importancia creyendo que era por el gigantesco adorno en su cabeza. Hasta ahora sólo había visto a una persona más que lo usaba. No sospechaba en su inocencia que lo que realmente llamaba la atención del resto era aquel pequeño trébol en su túnica, señalando la fatídica clase a la que le había tocado pertenecer.


Una vez que todo el cuerpo estudiantil —ella incluida— se encontrara dentro del salón principal, la ceremonia de inicio comenzó. Cada clase tenía asignada su correspondiente mesa, guiándose por los símbolos en los uniformes no tardó en encontrar la suya y sentarse junto a sus compañeros de primer año. Muchos ojos se posaron en aquel extravagante sombrero que traía y ella no podía estar más orgullosa de presumirlo. Movía los piesitos al compás por debajo de la madera desteñida y decrépita y saludaba energética con un movimiento de la mano a todo al que atrapara espiándola. Para cuando la bienvenida hubo terminado Bee no había prestado atención a una sola de las palabras pasados los diez primeros minutos, su mente divagaba con facilidad a cosas más interesantes como los rostros de sus futuros amigos, todos esos hechizos que iba a practicar o lo pocos que eran sus compañeros de sombrero. "Podríamos formar un club de moda mágica secreto..." divagaba. Podía sentir su ahoge saltando de emoción por debajo de la copa, si tan sólo el cabello pudiera moverse por su cuenta.

La nueva profesora a cargo de Zasshu se acercó a ellos y, después de unas extrañas primeras palabras, les indicó que la siguieran para mostrarles sus dormitorios. Una larga fila de estudiantes de primer año se hizo detrás de ella mientras recorrían cada pasillo y escalera habida y por haber en la academia. Escuchaba los gruñidos y quejas de sus compañeros a su alrededor como un sonido en segundo plano, estaba tan concentrada volviendo a admirar la arquitectura del edificio que apenas notaba el peso de sus propios bolsos.


La sala de su clase resultó estar ubicada en lo más alto del enorme castillo, ay de los pobres que sintieran vértigo. El grupo de alumnos se apretó frente a la entrada esperando la siguiente acción de su profesora.

— ¡Bienvenidos a los dormitorios Zasshu! — exclamó ésta con un muy bien fingido ánimo abriendo la puerta ante ellos y arrojándola al suelo ante el primer contacto. Una pequeña nube de polvo se alzó con el impacto y un incómodo silencio se hizo en la torre. Ese... no era un muy alentador comienzo, pero Bee estaba dispuesta a olvidarlo y de hecho lo hizo cuando la pelirrosada maestra (¡que, por cierto, también traía sombrero!) la volvió a como era usando su magia. "Novi" anotó en su cabeza, boquiabierta y recuperando una vez más la alegre sonrisa que la caracterizaba. "¡Novi para arreglar la puerta en cuanto muera!"

El lugar era bastante rústico a diferencia del resto de la edificación, estrecho y de madera vieja. Beatrice corrió a la primera cama que encontraron sus ojos cafés, arrojando sus bolsos a cada lado y sentándose rápidamente en la misma escuchando unos vagos murmullos de que no había dormitorios divididos. Bah, cosa de poca importancia. Había encontrado la primera cosa buena de ese cuartucho: ¡los colchones eran muy cómodos!

Actoseguido se dedicó a buscar a la primera persona con quien hablaría pero por alguna razón no parecía ser el momento indicado. Todas las chicas tenían una expresión incómoda en su rostro, y varios de los chicos por otro lado tampoco se veían del todo bien. ¿Era porque no los separarían por género? En lo personal a Bee no le incomodaban para nada esas cosas, a fin de cuentas golpearía a cualquiera que quisiera pasarse de listo. Estaba a punto de decirlo en voz alta para reducir la tensión en el ambiente pero fue interrumpida antes de poder abrir la boca por el regreso momentáneo de la profesora — Por cierto, a los Akuma y Aria les gusta gastarles bromas los primeros días, cuídense — fueron sus palabras antes de desaparecer, esta vez definitivamente. La cara de Bee pareció iluminarse tanto que un poco más y servía de lámpara ante las noticias, ¡cómo podía haberse olvidado de las bromas de los primeros días! Eran su parte favorita de llegar a cualquier internado... o imaginaba que lo serían si alguna vez hubiera estado en otro antes de Witchcraft Maho Academy. Incluso ya había preparado varios planes... no veía la hora de ponerse manos a la ob—



Inmediatamente después de la salida de la profesora una serie de bajos chirridos, que rápidamente crecieron en cantidad y volumen dirigieron la atención de todos los estudiantes hacia el techo del dormitorio. Bee alzó la vista sólo para encontrarse con cientos, miles de murcielagos con sus pequeños ojitos brillantes enfocados en ellos. Antes de que pudiera reaccionar apropiadamente las criaturas se lanzaron cual balas en picada y volaron frenéticas por toda la habitación, chocando contra las paredes y revolviendo el cabello de los alumnos, obviamente alarmados por el reciente y último portazo. Varios niños se arrojaron al suelo o intentaron combatirlos con sus escobas en una fiesta de griterío y pánico que lo único que conseguía era alterar todavía más a las pobres ratas con alas.

— ¿Así que éstas son las bromas de las que la señorita pelo de chicle nos avisó, huh...? — murmuró encorvada y sosteniendo su sombrero para evitar que se lo arrebataran. ¡Bien pues, tendrían que arremeter con algo mejor... en cuanto se deshicieran de aquel problema! En vista de que las ventanas estaban protegidas con barrotes para que nadie fuera tan idiota como para caerse, la única solución restante era la puerta. Bee señaló desde su lugar a las chicas que más cerca se encontraban (Robyn y Maddison), y alzó la voz lo suficiente como para ser notada por sobre todo el lloriqueo — ¡OI, LA PUERTA, LA PUERTA!

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OFF: Holy frick frack me quedó super largo @_@ Por cierto sí, Bee confundió a Mad con una chica. Y el que quiera ser saludado por la loli en la ceremonia de bienvenida que no tenga miedo en escribirlo (?)

¡Todo este asunto de la magia, me maravillaba!, estaba encantada pero… si mi familia no estuviera desayunando en el techo, estoy segura de que lo disfrutaría mas~
Desde que nos mudamos al mundo mágico, pareciese que todos me restriegan sus poderes en mi cara. prácticamente mi pequeña prima se la pasaba lanzándome panes voladores como desayuno, ¡esto no era nutrición!.
Subí a mi habitación, esta interesante casa victoriana en medio de prados (casa de una de mis tias) era tan linda que me dolida despegarme de ella; prácticamente acababa de llegar y ya me estaba llego. Contuve algunas lágrimas de anhelo e hice un puño mi mano derecha –pero volveré- repetía en mi cabeza. Un semestre y serian vacaciones.
Corri por los pasillos con mi nueva capa, era negra azabache, me quedaba a la medida; ni Grandota ni chiquita. Estaba ahí (?)
Pronto se hoyo un -KYA!- que nos estremeció del susto.
-estas preciosa mi ami~- decia entre lagrimas de felicidad mi madre, al verme con aquel uniforme, mordisqueando un pañuelo que no tenia idea de que lo traía… bueno era una bruja, podría haberlo aparecido de la tienda de… pañuelos.

Bajamos a la sala y me quede boquiabierta viendo como mi pequeña prima sabia muchos mas hechizos básicos que yo… -¡en esta casa yo era la mayor! La vida es injusta!-
Le dirigí una mirada asesina a mama.
Ella se quedó pensando -Es porque ella es una bruja de verdad~- comento al final entre silbidos y huyendo como solo huyen los cobardes.
-Tratas de decir que soy se juguete- nótese mi inigualable sarcasmo. Esto era una ofensa para mi persona.

Lista en la puerta de la casa, despues de despedidas vergonzosas y desastrosas (ocasionadas por mi, claro) estaba lista para el pastelazo de despedida!
Asi, mismo era. Según mi madre, le había puesto no se que hechizo a un pastel, y pues ya saben… debía estrellarlo en mi cara y aparecería en WMA. Todo tal normal como eso.


No podía dejar de babear en todo mi recorrido. ¡las maletas volaban! ¡Los estudiantes volaban en sus escobas y yo! caminaba por ahí con mi sombrerito azabache, babeando el lugar como un trapeador mojado. La gente me miraba raro, y sentía cuchillos de miradas en mi espalda cada que volteaba de improvisto para cacharlos en el acto. –imaginación mia, seguro.- segui mi camino canturreando una canción entre dientes.

Llegue justo a tiempo para la ceremonia y terminamos en una mesa, algo ambigua; tenia sus detalles acogedores y sus chicles añejos pero nada que un hechizo no resuelva… cuando los aprenda. Una castaña en nuestra mesa se veía muy alegre y saludaba a todo mundo. Agite fuertemente mi mano para regresar su saludo. -Amabilidad, honor y gloria- decia mi tia. Estaba pensando en la inmortalidad del cangrejo cuando se acabó la ceremonia, saque un pañuelo rosaseo y limpie elegantemente mi boca, aunque babeara, era toda una dama.

Contuve un chillido de admiración al ver a nuestra profesora guía, su cabello era asombroso, yo debía tener uno asi. Nos saludo tan amablemente, que sonrei por instinto. Era momento de abrirse entre el mundo de la hechicería!


habíamos caminado por quien-sabe-cuanto-tiempo, estaba adolorida. ¿Tenían idea cuanto pesaban estas maletas? ¡EH! ¡EHHH!. Espero que por lo menos haya un buzón de sugerencias por aquí, merecíamos un ascensor.
Pero hasta que al fin, llegamos, la puerta se abrió… y cayó al suelo como si fuera de paja. En definitiva necesitaba leer muchos libros de magia, convertiría esta lugar en un palacio algún dia, lo juro sobre la tumba de nuestra puerta (?)
Deje caer mis maletas y me arroje a la cama en un desesperado abrazo de almohada –dulce, dulce academia de magia-

Rodé feliz por mi nueva cama, mientras en mi mente solo había un –Wiiii~-. Hasta que

-¿Que es ese sonido?- dije con dificultad levantándome del piso con almohada en mano.
Un silencio de cementerio y unas miradas entre nosotros buscaban al culpable de tal –cricri-. Nuestras miradas colectivas llegaron al meollo –miren lagartijitas voladoras en el techo, ¡hola! Por favor cuiden de mi.- (yo confundía lagartijas con ratas. Déjenme en paz.)
Una de las lagartijas me miro de reojo, la salude dulcemente, sin esperar lo peor.


Pecho a tierra, era momento de usar la fuerza -alejaos de mi pequeños engendros!- le arroje heroicamente mi escoba (que traía conmigo amarrada a mis maletas, por si desidia volar la condenada.) pero para ser sincera, lo que parecía ‘heroico’ ante mis ojos, ante los demás seguramente fue el más patético lanzamiento de escoba de la vida, no llego ni a medio metro de las lagartijas esas -Ooooh. Eso fue estúpido de mi parte- me cuestione adorable mente con cara de cachorrito perdido (?)

— ¡OI, LA PUERTA, LA PUERTA! la castaña de antes grito, yo estaba demasiado ocupada protegiéndome en el suelo, para luego levantarme.

-Kya! Kya! Que te alejes te digo- empecé a gritar, mientras giraba en círculos sin sentido alguno. Hasta que brillante idea aparece como foco en mi cabeza.
-somos mitad brujos! No necesitamos una varita para que nuestros hechizos funcionen- que brillante era.
-Movi!- apunte con mi dedo índice a la ventana con barrotes, si a la profesora le funciono reparando la puerta, quizás y por teoría, si algo no esta roto debería romperse, con el mismo hechizo… ¡si, tan brillante!.
Cuando -Puff- apareció un panque en la ventana (?x2)

-estas teorías mias, tienen algunas fallas, debo meditar sobre el asunto Hmmm- razone sobando mi barbilla a lo Sherlock.
Las lagartijas seguían volando en nuestro alrededor mientras me las daba de pensadora del siglo 6.



Off: bienvenidos nenas y nenes a mi nuevo rol!
  *salta a estilo obeja-arcoiris*
Este rol vino a mi en un sueño   oh mas bien por los hechizos que se me ocurrieron ¬¬ pero esa es otra historia.
Ya saben que aun HAY CUPOS para quien este leyendo esto y aun no este inscrito *le giña un ojo*
y un bye para todos, ¡posteen! ¿eh?. pronto actualización.

Tras mi intentos de ahuyentarlos, creo que esto  daba frutos o al menos eso creí hasta que pum, se escucho un fuerte golpe, habia cerrado los ojos por un momento y golpeo a un inquilino, abrí mis ojos como plato al ver a un rubio tirado en el suelo *Dios mio.. lo eh matado..*pense nerviosa -Oh..no eh..yo- no pude completar ya que otro alimañejo revoloteo a mi alrededor asustando me aun mas, lo que hize fue arrojarle mi escoba *este es el peor lugar en donde eh estado toda mi vida* pense, arrojando me al suelo-Lo lamento mucho..- dije teniendo una oportunidad de salvarlo, de modo que pueda corregir lo que hize, lo jale por los brazos  arrastrandolo debajo de la cama, al menos esos murciélagos no bajarian o si?.

-A..aqui estaras bien..- logre decir y luego mirar por debajo de esta como iban las cosas afuera de mi nuevo lugar seguro, al parecer intentaban abrir la puerta, pero no lo conseguían, es mas una chica intento imitar a la guia peor sin exito algno, por un momento temble de miedo, sacudí mi cabeza -Tuu..pu..e..des..- se animo asi mismo, miro al chio y le dijo -m..tratare de abrir esa puerta... disculpame de nuevo- dijo con algo de temblor en sus voz.

Asi que salio de su escondite *Tranquila..*penso gateando hasta la puerta, era lo unico bueno que podia hacer sin mirar a los murcielagos.

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