My dearest [Rol]

Llovía… era lo único de lo que estaban completamente seguros. Ocho niños se encontraban solos entre la tormenta y el frio suelo lodoso. Sus pequeños rostros con expresiones nulas recibiendo las frías gotas de lluvia del cielo oscuro, aquella noche la recordarían siempre.
Estos pequeños caminaron en grupo por la oscuridad, entre la maleza y los árboles, hasta que divisaron una extraña luz, tan solo la siguieron; ellos se encontraban, la mayoría, descalzos, su ropa estaba mojada, algo vieja y descolorida, sus edades no pasaban de los 10 años.
Al estar completamente cerca de la luz, lo vieron: el “Orfanato Rutledge”. Los iris de sus ojos brillaron, mas no de alegría, sino porque las lámparas de aceite de la entrada se encendieron, dos mujeres salieron por la imponente puerta, con algunas toallas y rostros desesperados, se acercaron apresuradas a aquellos niños, para… protegerlos de la lluvia.

PERSONAJES

Spoiler:

Mapa:


Comienzo del Rol

-hay que abrir un expediente de inmediato para aquellos niños, no pienso presentarme ante un juzgado sin siquiera saber el como llegaron aquí- Entro imponente a las oficinas donde 2 secretarias de apariencia humilde tomaban papeles y carpetas por doquier.
-y los pequeños han dicho algo señorita ruka?-
-¡están en blanco, ¿como podría abordarlos ahora mell?!- practicamente le termino gritando a la pobre secretaria, sobresaltandola, aunque no se sorprendia, ruka siempre habia sido asi, seria, fria, calculadora y estricta. no le gustaban las preguntas tontas en momentos desesperados.
ruka tomo asiento muy enfadada, esperando resultado de las dos torpes secretarias.

Mientras tanto en la entrada...

las vigilantes secaban e inspeccionaban a los pequeños recién llegados, y de ellas resaltaba una joven y dulce chica de mirada dulce que con cuidado los tranquilizaba con la paz que irradiaba. era muy obvio que era la mas joven del lugar

-han de tener mucho frio pequeños, los llevare a ponerse tibios y a descansar- les sonrio segura de si misma, al terminarlos de secar y guio cogiendo sus manos para que no se extravien, por un patio algo estrecho que llevaba a un edificio de una sola planta, por pasillos iluminados con lamparas de aceite, tenues y casi a punto de apagarse.
habian muchas habitaciones de lado y lado, hasta que estuvieron frente a una con un pequeño y sucio letrero de madera que decia "271", la puerta igual de madera sin picaporte o cerradura fue suavemente empujada por azuza; habian varias camas, la habitacion no era muy grande o espaciosa, de camas sencillas y pequeñas

Spoiler:

azuza les indico entrar para que se pusieran cómodos y tal ves para que se abrieran a cantarle quienes eran y como terminaron en medio de la lluvia en una noche de tormenta... pero seguramente no tendria exito.

¿Qué? ¿Qué es éste lugar? ¿Quién es ésta gente? ... ¿Cómo llegué aquí? - Preguntas... Preguntas y más preguntas atravesaban la mente de Kaede en ese instante mientras unas mujeres la secaban e inspeccionaban.

-Han de tener mucho frío pequeños, los llevaré a ponerse tibios y a descansar - Dijo una mujer con un tono cálido y amable. - No sé... Hay algo en esta mujer que me intriga. ¿Cómo puede ser tan amable con desconocidos? - Pensaba la pequeña, desconfiada. ¿Cómo fiarse de alguien en ese momento? Estaba desubicada y rodeada de gente que no conocía, sin saber cómo llegó allí... Sin recordar nada.

Esa mujer guió, a ella y a los demás niños, a través de un estrecho patio, a un edificio en el que había pasillos con poca luz. - La verdad, esto está muy oscuro... ¿Dónde nos lleva? - Seguía interactuando consigo misma en su mente, pues, ¿qué otra cosa podía hacer? El hecho de estar entre personas desconocidas, sin confianza, y más en un lugar así, la frenaban al momento de hacer cualquier pregunta.

Se pararon delante de una habitación que tenía un cartel bastante sucio y pequeño en el que decía 271. 
- Habitación 271... Espera, ¡la puerta no tiene picaporte! - Pensó Kaede, insegura, mientras la joven les indicaba que entraran en la habitación. - Eso todavía me hace desconfiar más... ¿Qué hago? Tampoco tengo lugar al que ir. Al menos aquí me están ofreciendo una cama... Mejor que estar durmiendo en el suelo, bajo la lluvia.  - Se discutía mientras observaba lo que había detrás de esa extraña y vieja puerta. Pero finalmente, se decidió a dar el paso y a entrar a la habitación. Pero, notó que antes debía hacer algo.

- Esto... S-soy Kaede. ¿Quiénes sois vosotros? - Dijo la niña. Ya que tenía que pasar sus días allí, lo mejor era conocer a las personas con las que iba a vivir.

-han de tener mucho frio pequeños, los llevare a ponerse tibios y a descansar- Fueron las palabras que rompieron el silencio entre los agotados pequeños que fueron rescatados de la lluvia, era una joven mujer, se veía tan cálida y dulce, a pesar de ser una completa desconocida irradiaba confianza y comodidad.

Edwin se limitó a seguirla una vez que terminaron de secarse en la entrada, ella les guió hasta una habitación que no estaba en las más óptimas condiciones pero ¿Quién era él para cuestionarlo? Ella les estaba ofreciendo refugio y lo más inteligente sería aceptarlo... ¿No?

-Esto... S-soy Kaede. ¿Quiénes sois vosotros? - Habló una de las niñas que habían llegado con él y no pudo evitar sonreír ante su tímida presentación

-Yo soy Edwin, ¡Me pueden decir Edd! y... - se puso una mano en el mentón, su propósito inicial era hacer memoria sobre sí mismo, pero falló y cambió el tópico de la conversación -Eso es todo...¿Nos dejará dormir aquí? ¡Yo me pido la cama de la orilla! - Dejó de darle importancia al hecho de que todos ahí eran desconocidos, eran niños como él ¿Que podía salir mal? Además no tenía lugar a donde ir, no tenía idea de que estaba pasando, no sabía absolutamente nada.

Tómalo o déjalo.

merdy:

La lluvia caia,mis pies en contacto con la fria y humeda tierra; estaba parada en medio de la noche lo unico que recuerdo es seguir a un grupo de niños, hasta llegar aun enorme lugar del cual salieron unas mujeres a nuestro socorro, para despues secarnos y no se que mas, yo permanecia en silencio, algo consternada por lo ocurrido *Yo...nose que ocurre* pense desconcertada, mientras mi cuero se movia monotona mente, escuche decir a un joven chica que nos llevaria aun lugar tibio y comodo, creo que eso era lo que necesitaba o simplemente queria respuestas.

Camine cogiendo d ela blusa de aquella joven hasta llegar a una habitacion con numero 271, *un letlelo* al abrir la puerta vi un cuarto con espacios, una niña entro y dijo su nombre, no la habia visto antes, pero lucia amistosa, otro niño hizo lo mismo y entro , por mi parteme quede observando las suaves y comodas camas, mi cuerpo reacciono por si solo , dirigiendome a la segunda cama y subirme en ella, no me importo si estuviera sucia o no, rebote un poco sobre ella y me eche boca arriba observando el techo *Suave...* pense, dando un hondo respiro.

No entendía nada, ni siquiera habían imágenes que pudiesen conectarse entre sí en mi mente. Todo era…borroso… ¿Qué hacía aquí? ¿Quiénes eran ellos? ¿Por qué estaba sucio y empapado? Nada de eso podía ser respondido por mí, y no... Realmente no podía preguntarle a ellos, eran unos completos desconocidos para mí. A mi alrededor todo era tan lejano a la realidad que sentía en mí… ¿acaso…estaría soñando? No. Mis sueños son más extraños que estos y quizás aún más vividos.

-Tranquilo…respira…concéntrate…todo estará bien…solo tienes que pensar…tratar de recordar…algo…-
Me decía a mí mismo una y otra vez. Sentía que mi mente estaba cayendo a un vórtice, debía tranquilizarme si no quería volver a aquella tortura…
Caminé sin rumbo siguiendo al grupo de niños que me antecedía, no sabía a donde iban, a donde íbamos, pero era mejor no pensar en nada. Estornudé y comencé a temblar, sujeté mis antebrazos comprimiendo mis brazos, cruzados sobre mi pecho tratando de aminorar los escalofríos que comenzaban a invadirme y no solo por la lluvia y el frío.

Repentinamente se detuvieron, yo también lo hice y levanté la vista, que todo este tiempo había tenido fija en mis pisadas. Nos encontrábamos frente a una gran casona de aspecto lúgubre. Las lámparas de aceite de la entrada se encendieron, por un momento una extraña sensación apretó mi pecho, pero cuando las puertas se abrieron ésta cesó.

Dos mujeres, salieron del interior del “Orfanato Rutledge”, nombre que pude notar al levantar la vista un poco más. Ambas se acercaron presurosas para secarnos y protegernos de la lluvia que ya estaba causando estragos por lo menos en mí. Aún en la entrada terminaron de secarnos, con unas suaves toallas. Una de las chicas tenía un rostro que me tranquilizaba, no sé bien cómo interpretarlo a decir verdad. Dijo que nos llevaría a ponernos tibios y descansar. Mi cuerpo había dejado de temblar a causa de la temperatura y también estaba dejando de reaccionar a mi cabeza. Eso era bueno, supongo…

Nos guio por un pasillos con muchas habitaciones, la seguí en silencio y a cierta distancia. Nos detuvimos solo al llegar a una habitación con un pequeño letrero, sucio y de madera con una inscripción: 217. La puerta que señalaba era igualmente de madera y no tenía cerradura… esto podía ser positivo y negativo a la vez… pues en caso de algún incidente podría ayudarnos a salir o darnos una terrorífica tumba. Como sea, no era bueno pensar en eso en este momento.

La chica empujó suavemente la puerta y esta se abrió al instante. Al interior había varias camas. Entré junto al resto del grupo y me dirigí a la cama más cercana a una ventana. Me senté sobre esta, era sencilla pero cómoda y casi igual de suave que aquella toalla. Ignoré por un momento lo que los demás niños hacían, pero pude oír que algunos comenzaban a hablar…se presentaban, lo que hizo que mi mirada se dirigiera al resto de la habitación, la que no era muy grande por lo que no era difícil notar quien hablaba.

OFF: espero que esté bien... cualquier cosa me dices :|

Aquella pequeña habitación tenía solo dos ventanas, por las cuales, aun estando cerradas, se escuchaba la fuerte tormenta, Las gotas caer, el viento soplar.
Una de las pequeñas fue la primera en tomar la iniciativa, presentándose como kaede. -“¿Quiénes somos he?”- repitió con una pequeña expresión tonta e inocente que siempre ponía cuando pensaba en cosas complicadas.
Hiso que todos los niños entraran a la habitación y cerro la puerta muy despacio. Una voz, alegre como la de cualquier niño, salto a la vista de azuza. -Yo soy Edwin, ¡Me pueden decir Edd! y... – paro sus palabras, como si olvidara algo. Azuza lo noto de inmediato, estos pequeños estaban perdidos, tanto física como espiritualmente, en ese momento sus dulces facciones pasaron a una expresión triste, de compasión…
-Eso es todo...¿Nos dejará dormir aquí? ¡Yo me pido la cama de la orilla! –  sonrio al ver la hiperactividad aun despues de pasar en la lluvia quien sabe cuantas horas.
-entiendo- menciono para si misma con un tono melancólico y una sonrisa fingida, *pequeñas criaturas* pensaba azuza al recordar las palabras de su anciana y difunta abuela -“los niños huérfanos no saben que lo son, hasta que conocen el verdadero significado de familia”-. Los pensamientos de azuza fueron interrumpidos al notar a una pequeña subir inocentemente a una de las camas, sin preguntar nada, sin pensar en nada, tan solo haciéndolo.
Azuza dejo su rostro de tristeza a un lado y volvió a su expresión segura y tierna, acerco la única silla grande de madrera que había en la habitación. Tomo asiento y les hablo –soy azuza Naru, mucho gusto, este es el Orfanato Rutledge, nos dedicamos a cuidar y proteger a niños… como ustedes- azuza no quería nombrarlos como “huérfanos” pues no sabia si tenían padres o si sabían el significado de aquella palabra. Al final Sonrió.
-este sera su nuevo hogar, y por esta noche quiero que descansen bien- dijo alegremente levantándose de la silla, fue asi un pequeño y no muy elaborado armario,  tomo varias sabanas y las coloco a un lado de cada cama. Un gran rayo retumbo asiéndolos estremecer, pero pronto paro, azuza dio un suspiro y finalizo diciendo –me tengo que ir, los veo en la mañana, apaguen la lámpara de aceite pronto ¿de acuerdo? Y… no salgan durante la noche, o se perderan en los largos pasillos- señalo la lámpara a un lado de la puerta, que iluminaba toda la habitación, termino sus palabras con una advertencia para asustarlos, y se despidió.
Al salir de la habitacion y cerrar la puerta, tio un poco para si misma, le gustaba espantar a los pequeños siempre con aquella advertencia… quizás.




Frio… mucho frio… ¿porque es tan calido?. Llovia, no recordaba nada y tampoco pensaba en ello, camine por el lodo, mis huellas quedaban marcadas a cada paso que daba y el agua las borraba. Una luz y después un tibio lugar. Estaba junto a otros niños igual que yo. Me sentía tan fría y ahora tan a salvo, de pronto una dulce expresión me hiso sonreir, un chica alta de cabello negro, nos hablo y guio, la segui a ciegas, me encantaba mirarla y no podia apartar eso de mi mente. Llegamos a una pequeña habitación de tantas que habían por un pasillo tenue, casi sin luz. Vi las camas y lo primero que pensé fue ir a una junto a la ventana, pero estaba demasido congelada como para moverme rápido otro niño llego a ella, me resigne y con mi cabeza agachada me subi con dificultad a la cama junto a la suya, que era –en ese momento- la mas próxima a la ventana.
La chica se llamaba azuza, este era un “orfanato”…no tenia idea de lo que significaba, pero aquí me sentía protegida, al momento ella dejo unas sabanas y se fue sin antes decir –me tengo que ir, los veo en la mañana, apaguen la lámpara de aceite pronto ¿de acuerdo? Y… no salgan durante la noche, o se perderan en los largos pasillos- lo que erizo cada punto de mi cuerpo. *y si hay ratas gigantes?* pensé aterrorizada, envolviendo mi pequeño cuerpo en la sabana, dejando solo ver mi cabeza, empecé a temblar, y castañear mis dientes al tiempo que un rayo me espanto aun mas. -¿per…perderme? tartamudee.

La chica que hizo de guía se presentó como Azuza Naru, era bastante extraña, nos explicó de una manera muy poco convencional lo que se suponía que hacíamos ahí, lo que ni siquiera nosotros sabíamos bien. Nos dijo que este sería nuestro nuevo hogar ¿acaso… había tenido uno con anterioridad? No lo recordaba y en este momento no quería intentar hacerlo, me dolería la cabeza y otra vez comenzaría aquellos pensamientos y esa sensación que tanto detesto…

La chica, Azusa se puso de pie luego de esa explicación y fue en busca de unas sábanas a un armario pequeño y que a decir verdad no parecía uno, era bastante rústico por así decirlo.

Repentinamente un rayo cayó, interrumpiendo el silencio que se había generado luego de que regresara con las sábanas. En ese momento desvié la mirada hacia la ventana para contemplar la tormenta, situaciones como esa me tranquilizaban, quizás porque dentro de mí hay una tormenta igual de poderosa que trato de reprimir…pues, no la entiendo del todo.

La chica de cabello oscuro suspiró y continuó con el discurso de antes, diciendo que debía marcharse, que nos vería en la mañana. También nos indicó que apagáramos la lámpara de aceite…pronto, la señaló, y agregó que no saliéramos durante la noche pues nos podíamos perder en los pasillos del orfanato. Suspiré y quité algo de tensión a mis hombros para luego tumbarme en la cama observando el techo.

Intenté evitar a toda costa cualquier pensamiento indeseable tatareando una canción mentalmente, pero… aun así una pregunta logró traspasar esa barrera que había interpuesto, aunque era débil. ¿Y si… queríamos ir al baño? No sabíamos dónde estaba…aunque viéndolo de otro modo sería algo interesante recorrer este lugar a oscuras o con la tenue luz de una lámpara de aceite.

Escuche una voz la cual se presentaba, la verdad no sabia si con tantos nombres me confundiria, lo mejor seria recortarlos,di un suspiro y me dispuse a dar una vuelta colocandome boca abajo y observar aquella joven, quien nos entregaba una sabana *¿Porque haces esto?* pense en un instante, de verdad que era demasiado buena o es que acaso ella nos conce, no entendia lo primero que habia dicho a que se refiria con orfanato, un rayo irrumpio mis pensamientos, para darme con la sorpresa qeue la chcia se disponia a irse, dandonos como una advertencia.
Cogi la sabana y me arrope con ella por un instante, hasta que la chica se retiro, oi un castellar como si fueran huesos me levante y vi a una chica la mire ladeando la cabeza para después negar con la cabeza *No tienes que tener miedo* pensé mentalmente, como si se lo dijera, y esboce una diminuta sonrisa, Sali de la cama colocándome aquella sabana en mi cabeza como si se tratar de una capa, me dirigi ala ventana y mire detrás de ella, relamente todo era oscuridad pero se visualizaban figuras distorcionadas que hacían volar mi imaginación al adivinar de que se trataba, a pesar de estar algo exhausta, tenía hambre, me preguntaba si en este lugar nos darían algo, asi que me dispuse a buscar aquella chica antes que se alejara mas, abri la puerta y visualize mas que un largo pasillo, aquella chica no había mentido con lo de los pasillos, aun asi me cubri con aquella sabana al menos eso me protegería o suponía y empeze a dar unos pequeños pasos hacia la oscuridad.

Era de noche, estaba todo oscuro, hacía frío y había tormenta. Ayumi no sabía donde había ido a parar. Tampoco se acordaba de quién era ella realmente y que le había sucedido. Sólo se acorada de su pequeña tortuga Yui que la sostenía con las manos.
Se encontraba en la entrada del orfanato junto con más niños. A lo lejos apareció una chica que se acercaba, al parecer era la responsable del orfanato.

-han de tener mucho frio pequeños, los llevare a ponerse tibios y a descansar- Dijo amablemente y sonríendo mientras secaba a los niños.

Al poco rato, una vez los niños ya estaban listos, les guío por un patio estrecho. Ayumi observaba bastante agitada por donde la llevaban.

- A saber donde voy a ir a parar...- Pensaba mientras acariciaba a Yui y seguía andando.

Llegaron a un edificio de aspecto dejado y viejo. Entraron por un pasillo  que apenas tenía luz, las lámparas eran de aceite y estaba a punto de acabarse. En ambos lados habían habitaciones.
Y por fin llegaron a una puerta con el cartel de madera, era bastante viejo y al parecer no lo habían limpiado en años.
La chica abrió la puerta, entró y junto a ella los niños también.
De pronto una niña de cabello azul oscuro con coletitas empezó a hablar.

- Esto... S-soy Kaede. ¿Quiénes sois vosotros? - Dijo la niña un poco asustada.

Luego otro niño hizo exactamente lo mismo.

-Yo soy Edwin, ¡Me pueden decir Edd! y... - Dijo el niño medio sonriendo.

Ayumi decidió presentarse también.

- Yo soy Ayumi y esta es mi tortuga Yui. - Dijo guiñando un ojo y sonriendo.

Al poco rato paseaba por la habitación dando saltitos pensando que hacer. Cuando se acercaba por las camas y se encontró que algunos niños ya habían ocupado camas.

Sonreí ante la linda tortuga, lo que me calmo un poco, y
-soy rise- dije sin ánimos mirando al piso. Una extraña grieta la distraía de las presentaciones.
Me agache y estire mi mano hacia la oscura grieta en el piso al lado de mi cama, toque algo esponjoso y deformable, al sacarlo era “una pelota pequeña” de color rojo opaco, algo maltratada pero serbia.
Poco despues sin mas la tormenta provocó otro rayo, y de un sobresalto, la pelota se fue de mi mano, reboto y se alejo tan rápido que casi la perdia de vista, en dirección al pasillo.
-¡regresa!- chille.
Y me levante de la cama, corriendo tras ella, no se porque lo hice, pero no quería perderla era tan linda y brillante.
Pase por al lado de otra niña de cabello rosa, que creo que salía de la habitación, casi sin notarla.

....


Indicaciones.-
Lo que ha pasado es que rise corrió en busca de la pelota, hacia los pasillos, oscuros. Tienen que ir tras ella, por cualquier razón que quieran ustedes.
Rise se dirige hacia el “pasillo” (miren en el mapa) y mas haya hacia los “pasillos de madera” (también mirar en el mapa). Esta muy oscuro, asi que pueden tropezar con lo que sea. Las habitaciones de los otros niños del orfanato si tienen cerradura asi que no podrán abrirlas.


Curiosidades
-la apariencia de sus personajes ahora es de: las niñas tiene un vestido blanco sencillo como pijama. Y los niños pantalones de colores oscuros opacos y camisa blanca poco limpia.
-la lluvia en los pasillos se escucha como la cancion que esta en el post principal “...Noches lluviosas...”
-en el pasillo no hay nadie cerca, azuza ya se ha ido.

Mapa:

Se dejó secar sin oponer resistencia, agradeciendo en silencio a aquellas mujeres por haberla rescatado del agua que —aunque bien sabía gustarle la lluvia— ya había sido suficiente a su juicio. La sensación que estar completamente empapada le provocaba no era una de las más agradables. Además tenía frío, y lo que menos deseaba era ahora resfriarse. Los inquietos ojos café de la niña paseaban por el rostro de cada uno de los presentes, curiosos de indagar más acerca de todas las personas de pie en esa habitación.

Descontando a sus compañeros de similares edades, sus salvadoras que ahora se dedicaban a revolver toallas en su cabello y ropa ( "Huu, qué molestia..." ) lucían expresiones adultas y cansinas. Algunas más sometidas a la vejez que otras, pero toda gente grande en fin...

Oh, salvo ella.

¿Cuántos años podía tener esa muchacha? No más de dieciocho, aseguraba Bee en su cabeza. Fina y delicada, se abrió paso dentro del círculo de cuidadoras hasta quedar frente a ellos. La jovencita pudo jurar que irradiaba luz hasta en su sonrisa. No era difícil compararla con un ángel -Han de tener mucho frío pequeños, los llevare a ponerse tibios y a descansar.

Y así hizo el ángel, tomando a dos de las manos consiguió que el grupo de enanos formara una cadena que pacientemente condujo por los pasillos hacia una habitación, la 271, y mientras lo hacía Bee no podía dejar de girar la cabeza en todas las bifurcaciones que pasaban. ¿Qué habría siguiendo esos caminos? Agh, tenía curiosidad de saber, pero no podía abandonar la fila y ya habían llegado a destino tan pronto como la idea se cruzó por su mente. La castaña frunció ligeramente el ceño ante lo descuidada que se veía la puerta, pero no le resultó algo demasiado importante. Aunque una casa algo precaria, mientras hubiera luz y abrigo era una casa en fin.

Entró como un rayo en cuanto la abertura de la puerta fue la suficiente como para dejar a su delgado cuerpo escabullirse por ahí y sus livianos pies inmediatamente la condujeron a la segunda cama más cerca de la ventana: el silencioso albino había ganado la carrera hacia la primera. Era en verdad una chica fácil de convencer a veces, ni siquiera se había detenido a considerar dónde rayos se encontraban ni cual era el nombre de los demás. Pero que cómodo que era ese colchón.

Oyó varias presentaciones mientras trepaba la piltra, así que cuando estuvo sentada en ésta decidió hacer la suya, corta y precisa:

- ¡Aquí! ¡Me llamo Bee!

La alta pelinegra (al menos alta para ella) se sentó en la única silla de la habitación y también dio su nombre, Azuza Naru. Era bonito, extranjero tal vez. Nunca lo había escuchado. Prosiguió a contarles que se encontraban en un orfanato y que en ese lugar pasarían la noche. "¡Hice bien en elegir una cama, entonces!"

Era un cuarto pequeño pero cálido, iluminado sólo por una lámpara de aceite que —aunque realizaba su función a solas— era suficiente para alumbrar toda la habitación. Azuza repartió varias sábanas y anunció su partida, no sin antes advertirles de lo laberínticos que resultarían los pasillos si alguno deseaba salir.

-¿Alguna vez se han quedado a dormir en casa ajena? ¡Esto suena parecido!- comentó alegre una vez que estuvieron solos, usando la sábana recién recibida para abrigar sus piernas desnudas. Pero ver como dos de sus nuevas compañeras se marchaban a explorar el edificio, según creyó ella, le devolvió aquellas ganas de ir a hacer lo mismo que tuvo que contener cuando caminaban hacia el cuarto. Sin pensarlo dos veces saltó de la cama y corrió tras ellas -¡Heeey! ¡Esperenmee! - gritó para alertarlas. Se volteó un momento antes de cerrar la puerta, invitando con un gesto a los demás a seguirla, y finalmente desapareció de la vista del resto.

Pero su pequeña corrida no la llevó demasiado lejos. En cuanto salió con todo ese impulso chocó por detrás a una de las niñas que se habían ido delante de ella, la que estaba cubierta con las sábanas. El impacto hizo a ambas caer al suelo, Bee encima de la otra -¡A-Ay! ¡Cuidado!

El pasillo parecia no tener fin, pero las tenuases luces de la noche podia ver algo entre todo ese fondo negro, por mi lado pasos una niña quien chillaba a alguna cosa que rodaba por el suelo, talvez se le habia escapado, tuve intenciones de ayudarla, pero con estas sabana sno se si llegaria lejos, escuche otro gritillo quien decia espereme, al darme vuelta pude ver a una niña tan de cerca que mis ojos se abrieron como platos, la caida fue tal que nos enrrollamos entre las sabanas, no se porque veia ovejitas dar vuelta a mi alrededor, lo unico que escuche fue un quejido y un bulto apretandome -behhh..- murmure, trantado de volver en si, el golpe me habia dejado media atarantada, de modo que mis ojos se empaparon levemente mientras frotaba mi cabeza, menos mal la saban aligerar el golpe y despues ver a la culpable de tal caida -Tu...¿porque hicistes eso? ..acaso te gusta estar encima de mi?.. ?- dije entre sollosos e interlineado observando sus grandes ojos cafes.

Tras su pregunta, Kaede se quedó observando a su alrededor, concentrada en escuchar cómo las gotas de lluvia resonaban al caer, con eso quizás podría hacer desaparecer el nerviosismo que trataba de contener. 
Pasaron unos pocos segundos cuando el silencio fue corrompido por la voz de uno de los niños.

-Yo soy Edwin, ¡Me pueden decir Edd! y... - Quedó callado, pensativo. Parecía como si hubiera olvidado lo que iba a decir. De pronto cambió de tema, pero a ella pareció no importarle, por lo que dejó de prestar atención.

De pronto, una niña pelirrosa también decidió presentarse.
- Yo soy Ayumi y esta es mi tortuga Yui. - Dijo sonriendo y guiñando un ojo. Era como si la situación en la que se encontraba no le preocupase, era extraño... ¿Por qué estaba tan feliz? Y espera... ¿Una tortuga? ¿Qué demonios hacía ahí una tortuga? ...
Kaede pensó que sería mejor no preguntar, de todas formas, mientras no la encuentre rodando por su cama o en su plato de comida, ¿qué más dará? 

Hablando de camas... Kaede dirigió la mirada a todas las que había en esa habitación, pensando que todavía no eligió una. Algunos niños ya escogieron la suya, así que ella se quedó con cualquiera que estuviera libre. Tampoco le interesaba mucho, sólo iba a dormir ahí.

La joven que los llevó a la habitación también decidió darse a conocer:
– Soy Azuza Naru, mucho gusto, este es el Orfanato Rutledge, nos dedicamos a cuidar y proteger a niños… como ustedes - Kaede al oír sus palabras alzó su cabeza y miró a la chica. - ¿Orfanato? ¿Niños como nosotros? ... ¿A qué se refiere? ... Ah, no puedo recordar nada... - Pensaba la niña, mientras llevaba sus manos a la cabeza tratando de recordar cómo llegó aquí, aunque por otro lado, eso la asustaba... Algo horrible debió pasar para estar ahora en esta situación.

Tras un rato de silencio, otra niña habló. Parecía algo tímida, o tal vez desanimada, por su tono de voz, pues no hacía más que dirigir su mirada al suelo. Rise se llamaba.

- ¡Aquí! ¡Me llamo Bee! - Dijo otra de las niñas

Los demás niños parecían estar distraídos. Tampoco les culpaba, era normal. Estaban en un... orfanato... Sí, orfanato. Quizás estaban asustados, o les daba vergüenza presentarse.

Decidió ir a tumbarse en una de las camas vacías, pues sentía que ya no tenía nada más que hacer ahí parada, después de todo era de noche y aunque no se supiera la hora que podría ser, era tarde y tal vez era hora de descansar. 
Se acurrucó entre las sábanas que Azuza les ofreció anteriormente y trató de dormir.

-¿Alguna vez se han quedado a dormir en casa ajena? ¡Esto suena parecido!- Escuchó que comentaban por ahí. Heh, sí... Parecido... Al oír eso, Kaede cambió de idea, no podía dormir en esa situación. Se sentó, abrazando sus rodillas. Teóricamente, cuando te quedas a dormir en casa ajena, ni sus inquilinos ni el lugar son desconocidos... Pero se le pasó por la cabeza que podría ser emocionante ir a investigar el lugar... Si no fuera por su miedo a la oscuridad.

- Tengo hambre... ¿Qué habrán hecho con mi ropa? Seguro que en el bolsillo de mi chaqueta guardaba alguna chocolatina... - Pensaba, mientras jugueteaba con las largas mangas del vestido blanco que ahora llevaba, de dos o tres tallas más grande. 

- ¡Regresa! - Escuchó un grito del otro lado de la habitación, cosa que hizo girar su cabeza para ver qué ocurría. Vio que la niña tímida salía persiguiendo algo hacia el oscuro pasillo.

-¡Heeey! ¡Esperenmee! - Decía Bee mientras salía detrás de la otra pequeña. 

- ¿Pero dónde vais? - Preguntó con poco interés, cosa que después le pareció estúpida, y decidió seguirlas con algo de emoción y miedo por adentrarse en ese pasillo... Sé valiente, Kaede, sé valiente.

Dos pasos más adelante de la puerta, tropezó con alguna cosa que la llevó directa al suelo... O más bien, directa a "algo". 
Pronto pudo notar que se trataba de las dos niñas que salieron.

- ¡¡¡AAAHH!!! ¡¿Pero qué?! ¡¿A quién se le ocurre estar haciendo el mono en medio de la oscuridad?! - Gritó regañándolas, sin importarle que pudieran haber otros niños durmiendo en las demás habitaciones.