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Laberinto de la Bruja

Los destellos de la transformación de la chica mágica provocaron otro grito mudo de la Bruja, alertando a sus familiars. Algunas de ellas fueron al ataque contra Saeko, mientras que otras daban vueltas por el lugar, confundidas, sin saber si dejar a los niños marcados ayudarles o entregarlos a su reina para que esta se vuelva más fuerte. El ataque de las familiars contra Saeko no fue efectivo tampoco, desintegrándose sólo al estar cerca del corte de luz de la chica mágica.

SULEIKA aún estaba colgando de la jungla de barras en el cielo del laberinto, liberando con espasmos de su cuerpo a más ULLA de múltiples formas para que la defiendan, algunas de ellas parecieran que hubiesen sido mal recortadas-- la energía que había ganado de los niños no fue suficiente. Ciertamente era un ataque desesperado de la Bruja, la cual no podía defenderse por su cuenta; aunque sea la dueña del lugar estaba ciertamente atascada en aquella jungla de barras, dependiente de sus familiars que ahora eran calcinados por los ataques de las chicas mágicas. Sabía que en su Laberinto era más fuerte, que si la Reina se movía en el tablero podría vencer, que si movía sus brazos haría a las luciérnagas caer. Era algo que tenía que hacer, que debía hacer, para destruir a aquellas intrusas, fuera de su mundo---


La lluvia de estrellas no le dio oportunidad a su golpe de llegar, sus brazos combustionándose al ser cortados por las bolas incandescentes. Pareciera que algunas de las estrellas fueran tragadas por el infinito del agujero negro del cuerpo de SULEIKA, pero luego aparecían, no solo rompiendo a la bruja sino a la jungla de barras y al cielo de collage tras ella. Los gritos de la bruja se escuchaban con el arder de las llamas en su cuerpo, y la mancha negra de garabatos que formaba su cuerpo se caía a pedazos, manchas negras indistinguibles cayendo de sus adentros también.

El cielo de collage empezó a resquebrajarse. El laberinto empezó a romperse con el estruendo de un enorme choque automovilístico, dando fin a aquella pesadilla.

Parque

Para los ojos confundidos de algunos, aquel escenario de pesadilla desapareció como un espejismo, revelando las luminarias del parque encendidas normalmente y ya no torcidas, la brisa fría de una noche de invierno golpeándolos, y los ruidos lejanos de la ocupada ciudad llenando sus oídos. Habían regresado al mundo real. El laberinto parecía más espacioso, encontrándose todos mucho más cerca de lo que creían que estaban, y a su alrededor pudieron notar que las manchas negras de los garabatos de la Bruja empezaban a deshacerse, revelando a los niños que la Bruja se había comido. Al revisarlos se encontraron con que poseían pulso-- sólo estaban desmayados. Pero no era lo único que se reveló: antes de que pudieran darse cuenta, uno de los animales, familiars, de la bruja, se había salvado también, pero huyó lo más rápido que pudo de allí.

Son escurridizos, estos bichos, huyendo entre las sombras, mucho más rápidos que el ojo humano, apareciendo sólo en el rabillo de sus ojos. Se escabullían huyendo de las totalmente funcionales luminarias del verdadero parque, porque aquella amarillenta e insignificante luz podía eliminarlos-- por eso huían. Todos intuían que, a pesar de lo rápido que huían sólo podían hacer eso: atrasar el tiempo de su destrucción. Sin su Reina no podían hacer mucho aún, y con toda la luz a su alrededor eran sólo una pelusa contra las chicas mágicas. Pero ellas también sabían que habían asuntos más importantes que el familiar que huyó, como la recompensa que se mantenía erguida donde antes estuvo la marca de la Bruja dibujada en el suelo.


"Eso es una Grief Seed" empezó el Mensajero de la Magia, explicándole a Fumihiro y a quien le interese sobre aquello-- de seguro tenía muchas dudas. "Son la recompensa que las Chicas Mágicas reciben al vencer a una Bruja. Recupera la magia que hayan usado en su combate."

* El número indicado bajo la Grief Seed indica el número de veces que puede ser usada para limpiar un nivel de suciedad.

Kyubey entonces se acerca hasta las chicas que habían luchado contra la bruja. Si ellas se fijaban en su Soul Gem, podrían ver que este estaba un poco menos brillante que antes.


"Las Grief Seed se usan para limpiar sus Soul Gem. Simplemente acérquenla a ella y se limpiará. Motoori Saeko, tú le diste el último golpe a la Bruja, ¿qué harás con la Grief Seed?"


La elección fue cedida a Saeko, pero... ¿las otras chicas mágicas estarán de acuerdo con su elección? Es más... ¿le dejarán que decida? También participaron en la batalla, así que también deberían poder hacer la elección, ¿o no? Por qué mejor no lo descubren, es por lo único que se deben preocupar...

Ah, y por los niños, cierto.

De vuelta a ellos, la mayoría que lograba despertar se encontraba desorientado, no recordando nada de lo sucedido hace un momento. Lo raro es que, aquellos niños que fueron devorados por la Bruja no lograban recordar lo que habían hecho en todo el día, o todo el fin de semana. "Al parecer la Bruja se alimentaba de sus memorias" comentó Kyubey, trepándose al hombro de Momoka, la chica mágica que había llegado por su cuenta.

En especial se encontraban un pequeño grupo de niños, los niños que antes poseían las marcas de la Bruja, las cuales desaparecieron de sus cuerpos. Recobraron la conciencia antes que todos, pero mantenían un silencio sepulcral, con su mirada vacía y oscura, cansados. Algunos más débiles dejaban correr lágrimas de sus ojos, pero en general su comportamiento era quieto con un deje de melancolía, como si entendieran por completo lo que había sucedido; como si entendieran por completo la oscuridad de quien los manejaba.

Quizá el trabajo de las Puella Magi se limite a hacer limpieza de las Brujas en la ciudad, pero su deber como ciudadanos de Mitakihara es velar por los más necesitados, ¿no es así? Especialmente niños desorientados en un parque a las siete de la noche. Lo mejor será regresarlos a sus casas, no parece que tuvieran heridas visibles. Pero si consideras que puedes hacer algo más por ellos puedes hacerlo.


En algún momento de la noche, un mensaje de texto llegó al móvil de Sanae. Cómo hayan conseguido tu número de teléfono nuevo quizá fue obra de algún tipo de magia negra, pero por la forma de escribir, por las palabras usadas, quizá tengas idea de quién se trate.

Para: Sanae
Asunto: Saludos.

Imagino que en estos momentos te encuentras finalmente en Mitakihara, ¿o me equivoco? Es una gran ciudad para los recién llegados, o esa es la impresión que quedó en mí de aquella ciudad. De seguro logras hacer muchas amigas nuevas pronto. Quizá uno de estos días me deje caer para conocer a las nuevas amigas que llegues a hacer. Estoy segura que pasaremos un gran momento juntas.

Me despido por ahora. Nos veremos pronto. (^_^)

Camino al Instituto

Misaki Usageyama, Maggie Cohen, y el grupito de niños

La carrera terminó después de haberse extendido in promptu hasta medio puente con los niños cansados por el correteo, unos rindiéndose antes de llegar al ver a los grandes competidores que iban a la cabeza que no cedían para nada. Prácticamente sólo Yan-bo y Misaki quedaron en la carrera en los últimos metros adicionales. Yan-bo había corrido con todas sus fuerzas pero no lo suficiente para vencer a su contrincante, el cual parecía tener técnica al correr, como si fuera hecho para esto.

"¡Woohoo, Usaki! ¡¡Ganaste!!" gritó animada Neguse, quien se retiró primero de la carrera con la excusa de ser la juez pero no se prohibió de corretear junto a ellos. Echó unas risas chillonas a la vez que golpeaba amistosamente su hombro, su animosidad haciendo parecer que ella no hubiera corrido casi al mismo nivel que los ganadores. "¡Yo sabía que eras rápido!"

Por su lado, el chico de gorra se contuvo las ganas de lanzar su gorra al piso y pisotearla de la rabia, lanzando un grito frustrado. "¡AAAAGH! ¡Estúpido conejoooo! ¡¿Por qué corres tan rápido?!" se quejó antes de volver a jadear por el cansancio.

'Siii, ¡¡Usaki estuvo genial!!', '¡No sabía que podía correr así!', '¡Wooow!', '¡Qué rápido! ¡Whoosh!'

Se podían escuchar los ánimos de los niños que poco a poco los iban alcanzando, y por un momento Yan-bo parecía celoso por todas las alabanzas dirigidas al moreno. Pero muy en el fondo, y aunque no quería admitirlo, sabía que Misaki sí se mereció ganar. Finalmente cedió, devolviéndole una sonrisa amplia al ganador de la carrera, extendiéndole una mano para, con el apretón de manos, aceptar su derrota. "¡Fue una de las mejores carreras! ¡Pero la próxima no perderé!"


Con los ánimos elevados, el grupo de niños se distrajo del tiempo, divirtiéndose algunos por el lugar con muchas rocas y árboles por trepar, otros no atreviéndose y decidiendo quedarse a un lado hasta que se sentían lo suficientemente motivados a lanzarse a la aventura. La temperatura bajaba poco a poco a medida que el tiempo pasaba, pero la actividad y los abrigos que cargaban eran capaces de mantenerlos a una temperatura normal. Lo único que pudo aterrizarlos al tiempo normal era el encendido tenue de las lámparas de la calle.

Eran alrededor de las 5:15 PM y el sol estaba a punto de esconderse. Se podían escuchar comentarios de que 'Ya se hace tarde...', "Uhm...", '¿No va a llegar verdad?', 'De seguro lo que nos van a mostrar no vale la pena', "¡Si vale la pena! ¿Verdad, Yan-bo?", '¿Por qué era que vinimos aquí?', "Baka Kichiwo si no llegas te juro que te-- Esperen... ¡¡ALLÁ!!"

Todos voltearon en dirección al lejano Instituto, de donde se podían escuchar pasos acercarse rápidamente-- niños corriendo, en grupo, unos cuantos llamando la atención del primer grupo para que los esperen.

"¡¡Chicos-----!!" llamó a lo lejos el chico peliazul, el cual corría con unos tres chicos y una chica más tras él, al parecer compañeros de su club que logró convencer a última hora. Finalmente lograron alcanzarlos, los cinco chicos deteniéndose a recuperar el aliento al haber corrido casi la misma distancia que la carrera que ganó Misaki.

"¡¡¡Llegas tarde!!!" le gritó furioso el chico de gorra, su grito espantando a algunas aves de sus árboles.

"Haah... Gracias por... huff huff... esperarnos... huff huff... el más alto se había inclinado, pero era más por el agotamiento que por hacer una reverencia de disculpa. "Pensé que se habían ido..."

Yan-bo aprovechó entonces para darle coscorrones al más alto, aligerando así su enojo; como ya estaba allí ya podían continuar con sus actividades.

"¡Chicos, chicos!" llamó la atención de todos Neguse, reuniéndolos en un círculo para verlos mejor: ya eran 20 amigos, entre niños y niñas, ¡un buen grupo! "Como ya llegó Kichiwo, ¡es momento de ir a nuestro próximo destino!"

La mayoría de chicos vitoreó, entusiasmados por lo que les iban a mostrar que se hizo esperar tanto. El mando fue cedido a Kichiwo, el cual fue tomando confianza a medida que iba hablando.

"Um. Entonces. Nuevamente, disculpen el retraso. No estamos mal de tiempo, es más, este es el momento preciso para ir a verlo." El niño se veía más maduro al hablar de ese tema, en serio debe fascinarle, huh. Asintió un par de veces para sí mismo, asegurándose de lo que hacía y decía. "¡Es momento de continuar...! Nuestra última parada en esta aventura: ¡el parque!"

Parque

El pequeño gran grupo naturalmente se segmentó en tres grupos: los que iban al frente, con Kichiwo quien 'rompía el viento' y los que querían sonsacarle alguna información sobre lo que van a ver en el parque, el más alto respondiéndoles con una negación: "Nuh-uh, es una sorpresa, luego no será divertido"; los que iban más rezagados, con Neguse y Yan-bo liderando el coro improvisado de "URUTORAMAN, URUTORAMAN SEVEEEN" y la discusión sin sentido de sentais; y el grupo de la mitad que al final terminaba decantándose por uno de los dos grupos.

El camino al parque era largo, pero con tanta distracción en el grupo parece que hubieran llegado al instante, tardándose unos diez minutos en cruzar la zona suburbana. Sólo al llegar al parque fue que cayeron en cuenta que todas las luces de las calles estaban encendidas: ya había anochecido.


El andar de Kichiwo era seguro y se mantuvo en silencio hasta llegar a su destino. Sobrecogidos, algunos de los chicos cayeron en silencio, pudiendo escucharse el zumbar de la bombilla de una farola que parpadeaba: el parque a esas horas era tan distinto a lo que estaban acostumbrados. Ya casi nadie estaba allí, solo unas cuantas personas que pasaban rápidamente para llegar a sus hogares, y no había ningún niño en los juegos. Era algo obvio que la mayoría esté regresando a sus hogares y sólo ellos estén allí.


El chico más alto se detuvo y así mismo hizo el grupo, encontrándose ahora frente a la gran trepadora que se encontraba en el centro de los juegos infantiles. La expectativa crecía entre los niños, murmuros confundidos hasta que alguien 'Oh, ¿es aquí?' dio esa idea.


Se notaba la desilusión entre los niños, inclusive entre los llamados amigos cercanos de Kichiwo, entre los tres intercambiándose miradas preocupadas. Como siempre, Neguse salía al rescate, adelantándose hasta Kichiwo para razonar con todos. "Nee, ¿aquí es donde iba a estar eso que nos mostrarías?"

Kichiwo, como si recién hubiese despertado de un trance al ver la edificación frente a él, asintió ido a lo que le dijeron, volteándose hacia el grupo de chicos, retomando su posición de guía. "¡He aquí, el mejor escondite!"

Hubo un pequeño silencio para asimilar lo que acababa de decir, e inmediatamente pequeñas risas burlescas brotaron del grupo de niños. '¡Ahaha, cómo va a ser eso un escondite!', '¡No se cubre nada!', '¡Buena esa!', 'Ya vayámonos de aquí.' Pero las burlas parecían no llegar a Kichiwo.

"Los escondites sirven para ocultarse, huir. Allí, nadie nos puede lastimar, es un lugar sólo para nosotros. Allí, sólo lo que queremos está, y cuando queramos, estará.

"Pero no dura para siempre. Siempre hay que regresar al mundo real... Yo no quiero volver a este mundo cruel donde todo lo malo existe...

"Por eso les presento ¡¡el mejor escondite!! ¡¡El que nos llevará lejos de este inclemente mundo!!"

Repentinamente, las luces de todas las farolas de la sección de juegos se apagaron al mismo tiempo, la oscuridad haciendo notar que algo brillaba en las palmas de las manos de Kichiwo-- una extraña marca que nadie pudo fijarse que tenía allí. A su vez, algo sucedía con los niños, porque su visión parecía engañarlos: la vista se les emborronaba y todo empezaba a dar vueltas. Pero el problema no era con ellos. Al igual que las marcas que tenía Kichiwo, algo empezó a parpadear en la jungla de barras, primero diminuto, luego aumentando su tamaño, como si fuese una estrella atrapada allí.

Los niños estaban tan impresionados que no se podían mover, y no pudieron evitar que los 'cabellos' de la estrella los alcancen y los rodeen, atrapándolos y finalmente llevándoselos a todos a su 'mundo', a tal 'escondite':

Allí, la jungla de barras se encontraba encima de ellos, adornándolo un cielo de collage. Las estrellas del cielo fueron reemplazadas por salpicaduras de pintura, y los faroles del parque los acompañaban torcidos y con una luz tenue que no alumbraba nada; no había nada que ilumine, no allí. Los 'cabellos' -que ahora parecían más unas manos- los habían soltado a todos excepto a Kichiwo, el cual estaba inconsciente; aquello lo había atrapado, desde mucho antes, y ahora que se llenó de nuevas energías negativas era apto para devorarlo.

Sin más, el chico peliazul desaparecía hasta no ser visto en la oscuridad del cuerpo de garabato de esa cosa...

Instituto Mitakihara

Momoka Fuwa y Alice Tsukijigaoka

La tarde pareció efímera para la idol en potencia y su fiel espectador, el tiempo pasando velozmente para ellos entre la práctica exclusiva de la chica y la atención del chico, que quizá lo que tenían pendiente por hacer fue pasado por alto. Lo que ninguno se esperó fue que repentinamente el anillo que cargaba puesto Alice empezase a brillar de un púrpura intenso. ¿Era acaso un anillo de última tecnología que servía de recordatorio, o algo parecido? Eso quizá piensen la mayoría de personas, pero ambos sabían, o tenían la noción, que ese 'aviso' no era algo normal.

Alice entonces logró recordarlo: ¡tenía que serlo! Era el rastro mágico de la Bruja que se le escapó el día anterior. El que su gema brille así sólo significaba que la Bruja se había revelado en su Laberinto, y que parte de sus maldiciones estuvieron cerca del Instituto. Había que actuar rápido: el rastro no durará por siempre, y la Bruja se alejaba cada vez más, quién sabe a qué pobre alma tomaría como su presa. ¡No había tiempo que perder! La justicia no descans-- Oye, ¿qué hay con Fuwa-san? ¿La dejarás por su cuenta? ¿O tal vez ella también tenga otros planes que se suscitaron de repente?

... porque no podía ser cierto, ¿o sí? ¿No se supone que son chicas mágicas? No puede ser que él sea una chica mágica, ¿o si? Momoka, con el poco tiempo que llevaba en este 'trabajo', ya lograba diferenciar esas señales especiales, esos rastros que dejaban las brujas. y ese anillo... Pero ¿serán estas ciertas viniendo de él?

Centro Comercial - Baños

Sanae Hatoyama | Haruka Miyazaki

Al menos los baños modernos del centro comercial podían enmascarar los ruidos y aromas si necesitase Sanae, pudiendo ocuparse de sus asuntos en la tranquilidad de su soledad. O eso quisiera.


Alguien la llamaba por encima de los ruidos pregrabados de descargas del inodoro, y por un momento tal vez aquella voz pudo ser confundida con la voz de una de las nuevas amigas que la chica había hecho, de no ser porque no era una voz que se transmitía por el aire. ¿Acaso era...? ¿No pudo encontrar un mejor momento para lo que quiera decir, esa rata? ¿No podía dejarla en pa---? Espera, no estaba en el baño, ¿dónde se encontraba?


Esos mensajes telepáticos llegaron también a Haruka (con su respectivo nombre) que estaba por traer de vuelta a la chica en el baño. Si lo que dijo la rata blanca era cierto, 'reúnete con tus amigos', ¡¿entonces...?!

Centro Comercial - Patio de comidas

Saeko Motoori, Fumihiro Toru, y el "Mensajero de la Magia"

Repentinamente frente a ellos, y sólo ellos, la mascota extraña con pelaje blanco se sentó en la mesa, su cola ondeando de un lado hacia el otro y sus ojos eternamente fijos en ambos tórtolos. Para el resto de personas normales no había nada en su mesa. La imagen de Kyubey ya era conocida para Saeko, pero ¿qué era ese animal raro en frente de los ojos de Fumihiro?

"Motoori Saeko" empezó a hablar sin mover su boca, el nivel de cortesía entre ellos aún alto para llamarla por sólo su nombre. "Y tú debes ser Toru Fumihiro" reveló el nombre del chico aunque esta sea la primera vez que se encuentran. ¿Alguien le habrá dicho su nombre antes? ¿O se enteró de otra forma? ¿Cómo? ¿Le habrá dicho alguien? "Sus amigas estarán aquí pronto; la noticia necesitan escucharla todas."

¿Amigas? ¿Qué noticia? ¿Y por qué Kyubey--? ¿Acaso...?

Pronto se les unieron el resto de chicas involucradas, y al todas poder ver a Kyubey y escucharlo no cabía menor duda: eran chicas mágicas también.

La noticia no se hizo esperar, la mascota mágica yendo al grano del asunto comunicándole a las tres chicas mágicas, y a su acompañante, para que no se vea excluido. "¡Alcancé a captar actividad de una Bruja en el Parque!" Lo que eso significaba que el tiempo de descanso terminó y era momento en el que las protectoras de la ciudad debían actuar.

"Hay que darse prisa-- ¡quién sabe qué daños pueda causar!"

Parque - Laberinto de la bruja

Cada vez menos niños

El pánico parecía cundir entre los niños, buscando cómo salir de aquel lugar con fondo de cartón, falso, pero inalcanzable. Algunos niños trataron de salir corriendo, pero fueron detenidos por otros, específicamente los cuatro niños que llegaron al último con Kichiwo.

"¡Muy bien, muy bien! ¡Todos en fila~!" se escuchó la voz animada de Neguse tratando de ponerlos en orden. Podrían creer que ella sabía cómo salir de allí, pero sólo la incertidumbre les llegó como respuesta al ver a numerosos ¿animales? salir del costado de la niña.


Eran tan parecidos al monstruo que se comió a Kichiwo y trataron de advertirle a Neguse sobre ello, pero ella se encontraba de lo más calmada. "¿Hm? Venga, no se corten. ¡Todos podremos ir con Kichiwo!"

¿Acaso había perdido la razón? Yan-bo se acercó a ella para demandar respuestas, pero más de cerca pudo notar la misma marca que llevaba Kichiwo en el área del vientre que no cubría la blusa corta de la niña. Así mismo, los niños que los bloquearon poseían esa marca en distintas partes de su cuerpo. Todos ellos habían caído presa de aquel monstruo.

"Neguse, tú, cómo pudiste-- ¡¡GAH!!" uno de los pequeños animales cambió de forma a unos brazos que sólo apuntaban hacia arriba y atrapó a Yan-bo, inmovilizándolo. Siguiendo al primer familiar, el restó empezó a cambiar de forma, y alineándose trepando por las paredes, formaron un camino hasta la Bruja. Otros familiars se movían por el lugar y atrapaban a niños y los llevaban al camino, para que así poco a poco sean llevados a ser devorados.

"¡¡Kyaa!!" se pudo escuchar el grito de Ojau, quien fue raptada del lado de la niña de intercambio. "¡¡Maggie-chaaaaan!!" gritó por ayuda, algo inútil al ser Maggie la siguiente atrapada.

Ya cuando Misaki iba a ser capturado, Yan-bo fue devorado por la bruja, seguido de otro niño. La siguiente sería Ojau, y pronto Maggie...